Al confirmarse que los actos de represión de las protestas del sábado dejaron un saldo de, por lo menos, entre 10 y 19 muertos, la televisión gubernamental presentó a los fallecidos como "terroristas armados", sin explicar cómo murieron sin provocar bajas del lado contrario. Las pantallas presentan al público iraní un panorama de vandalismo injustificado y de conspiración internacional. El estado de sitio impuesto en Teherán desde el sábado pareció mucho más sólido el domingo. Grupos de miembros de las milicias basijs se apostaron en distintas áreas, mientras que en plazas e intersecciones importantes hacían vigilancia contingentes de policías, guardias revolucionarios y policías militares. Cualquier reunión de más de tres personas era dispersada violentamente, con la posibilidad de caer bajo arresto. Las prendas de color verde que habían dominado el panorama urbano iraní a lo largo de todo junio, desaparecieron totalmente.

En un marco de desinformación y rumores, provocado por la decisión de las autoridades de impedir el trabajo periodístico independiente, tanto opositores como oficialistas tratan de promover sus posturas, los últimos mediante el empleo abusivo de los medios de comunicación y los primeros tratando de hacerle llegar a la prensa extranjera versiones difíciles de comprobar.

NUEVO SIMBOLO Una de ellas se convirtió en un nuevo símbolo del movimiento opositor: Neda, una joven que, de acuerdo con el autor de un vídeo que circula en YouTube, estaba parada con su padre en la acera, mirando las protestas del sábado, cuando recibió en pleno pecho el disparo de un francotirador basij. La persona que subió el vídeo dice ser doctor y haber tratado de atender a la chica, quien murió en menos de dos minutos.

Sin poder salir de sus oficinas por orden gubernamental, los reporteros de las agencias de noticias y cadenas televisivas que difundieron las imágenes advierten de que no pueden verificar la veracidad del documento.

No fue posible acercarse al lugar de los hechos, en la avenida Karekar y la calle Josravi, debido a un despliegue de seguridad mayor que en otros sitios. Policías y milicianos interrogaban a todo el que quisiera pasar y solo admitían a residentes. Eso puede ser una indicación de que ahí, efectivamente, ocurrió algo que prefieren ocultar. En contraste, en el mausoleo Jomeini, al sur de la ciudad, no hubo problema para entrar en el vestíbulo, aunque al extranjero --este corresponsal-- no se le permitió pasar al salón de oración. Según la agencia oficial IRNA, el viernes un terrorista suicida hizo explotar allí una bomba, que lo mató a él e hirió a siete peregrinos. Ya que el sitio es uno de los más sagrados de Irán, la noticia de un ataque terrorista cometido ahí ha provocado gran indignación.

El Gobierno ha presentado sin pruebas a las 10 personas muertas en la protesta del sábado como "terroristas armados" que quemaron una mezquita y dos gasolineras, pertenecientes a la Organización Mujaidín del Pueblo. La táctica evidente es convencer a la opinión pública de que los manifestantes son vándalos y terroristas guiados por potencias enemigas. Ayer, el presidente oficialmente reelecto, Mahmud Ahmadineyad, exigió a Gran Bretaña y EEUU que dejen de interferir en los asuntos internos de Irán. "Quieren minimizar la grandeza del pueblo iraní", dijo. "Con estas opiniones prematuras os saldréis con toda seguridad del círculo de los amigos de Irán, así que os aconsejo enmendar vuestra postura intervencionista", añadió.