Las elecciones de ayer en Irak fijarán no solo la composición del Gobierno de Bagdad, que gestionará el país cuando las tropas de EEUU culminen su retirada a finales del 2011. También determinarán qué estado ocupará el vacío que dejen los norteamericanos cuando se vayan, en especial hasta qué punto el poderoso vecino del este, Irán, ejercerá un papel preponderante en los asuntos internos. Una victoria de la coalición del primer ministro Nuri al Maliki o sus correligionarios de la Alianza Nacional Iraquí pondría a Irak aún más en la órbita de Irán.