El duelo entre Irán y el Reino Unido por los marinos apresados se torna cada vez más abierto y preocupante. La crispación volvió a aumentar ayer después de que el Gobierno de Teherán denunciara enfurecido las tácticas británicas para aislarle y condenarle internacionalmente. Las autoridades iranís exigen que Londres presente sus excusas y dieron una nueva vuelta de tuerca utilizando una supuesta segunda carta de la militar Faye Turney para pedir la retirada británica de Irak.

Teherán decidió aplazar la liberación de Turney, la única mujer del grupo, que se daba como inminente el día anterior. La causa fue la "actitud incorrecta" de los responsables británicos, según Alí Lariyani, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Lariyani calificó la actitud de Londres de "huida hacia adelante" y condenó la petición británica al Consejo de Seguridad de la ONU para que se pronuncie. "En lugar de enviar a un equipo técnico para examinar el problema, anuncian la congelación de las relaciones y amenazan con el Consejo de Seguridad. Esto no arregla la crisis", afirmó Lariyani, que es también el principal negociador nuclear iraní.

El primer ministro británico, Tony Blair, prometió anoche "aumentar la presión, no solo en la ONU y la Unión Europea". "Vamos a ver qué otras medidas son necesarias para hacerles entender que lo ocurrido no solo es equivocado, sino que va a derivar en más tensión. Lo prudente es resolverlo", afirmó Blair.

El Consejo de Seguridad, reunido en Nueva York, preparaba el borrador de una declaración para expresar su "grave preocupación" por la detención de los 15 marinos británicos y a pedir su inmediata liberación. El secretario general de la ONU, Ban Kimoon, mantuvo ayer contactos con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Manouchehr Mottaki, en la cumbre de la Liga Arabe en Arabia Saudí.

MOMENTO DE LA CAPTURA Los iranís difundieron nuevas imágenes del momento de la captura de los barcos y de un supuesto experto militar mostrando un mapa de las aguas en disputa y la posición de las lanchas británicas en territorio iraní. También hicieron pública una segunda carta de Turney dirigida al Parlamento británico, donde la cautiva pide supuestamente la retirada de las tropas de Irak. Blair calificó la difusión de las imágenes de los rehenes de "vergüenza". Según algunas informaciones, en los primeros días el Reino Unido había obtenido garantías de que los iranís no mostrarían ninguna filmación de los detenidos, pero el acuerdo no ha sido respetado.

La suspensión de las relaciones diplomáticas y el cierre de la embajada sería una medida de presión, pero los británicos se arriesgarían a hacer más difícil el rescate de sus militares.