Pakistán vive la peor catástrofe de su historia. Las autoridades se ven desbordadas e incapaces de responder a las secuelas del potente terremoto que sacudió el país el sábado y que afectó también a la India y a Afganistán. La cifra provisional de víctimas es escalofriante: cerca de 20.000 muertos y unos 50.000 heridos. Ante la gravedad de la situación, el presidente del país, el general Pervez Musharraf, hizo ayer un dramático llamamiento a la comunidad internacional para que envíe ayuda financiera urgentemente.

"La situación es horrorosa. Uno no puede ni imaginársela. Las víctimas aumentan cada hora", declaró ayer el ministro de Interior de Pakistán, Aftab Sherpo. Algunas ciudades y pueblos del norte del país, donde se localizó el epicentro del temblor --de 7,6 en la escala abierta de Ritcher-- han quedado totalmente arrasadas. Se estima que el terremoto ha destruido el hogar de más de 4 millones de personas.

Las zonas más afectadas han sido la región de Cachemira, que se disputan Pakistán y la India, y la Provincia del Noroeste, que une Pakistán con Afganistán. Algunas fuentes dijeron ayer que el número de muertos en el norte de Pakistán puede alcanzar los 30.000. En las 24 horas posteriores al seísmo se produjeron 22 réplicas, según informó el Servicio de Geología de EEUU.

REFUGIO EN UN ESTADIO Muzaffarabad, de unos 80.000 habitantes, capital de la Cachemira paquistaní, ha quedado casi destruida. No en vano, está situada muy cerca de donde se registró el epicentro. Uno de los edificios que se vino abajo fue el de la universidad, y se teme que bajo los escombros permanezcan sepultados muchos estudiantes.

Los habitantes de la ciudad que lograron salir con vida durmieron ayer a la intemperie, bajo un frío polar. Muchos de ellos buscaron refugio en el estadio de críquet, el deporte nacional en Pakistán, que se ha convertido en el centro de acogida de los miles de damnificados. Los heridos más graves esperaban ser trasladados por vía aérea a los hospitales de Islamabad.

POBLACIONES AISLADAS En esta zona, de difícil orografía, en plena cordillera del Himalaya, hay poblaciones que han quedado completamente aisladas. Los deslizamientos de tierras han dejado inutilizadas muchas carreteras y sólo es posible llegar a ellas con helicópteros. La lluvia, además, dificultó ayer las labores de rescate, en las que participa el Ejército.

Al otro lado de la frontera, en la India, el terremoto castigó de manera especial a las localidades de Uri, Tangdar y Punch. Algunos damnificados acusaron ayer a las autoridades de Nueva Delhi de reaccionar tarde a la tragedia. El Gobierno cifró ayer en unos 600 el número de fallecidos y en cerca de 1.000 los heridos.

Por su lado, en la Provincia del Noroeste (Pakistán), el panorama ayer era dramático y desolador, según relataron los testigos. Todo era devastación. En algunas poblaciones se han derrumbado el 90% de los edificios. Una de ella es Balakot, situada a unos 100 kilómetros al norte de Islamabad, donde el temblor destruyó dos escuelas de primaria, una de ellas de cuatro pisos, con centenares de niños en las aulas. El hospital de la vecina Mansehra, ocho médicos intentaban ayer atender a más de 800 pacientes, y los heridos seguían llegando. "Cuando se produjo el terremoto fue como si hubiera llegado el día del juicio final", relató a la agencia Reuters una mujer que perdió a parte de su familia --su hija, marido y a un hermano-- tras caerse su casa.

La comunidad internacional respondió con rapidez al llamado de Musharraf. "Tenemos suficientes fuerzas humanas pero necesitamos apoyo financiero para utilizarlo de forma adecuada y hacer frente a esta tragedia", dijo el presidente.

UN AVION ESPAÑOL CON AYUDA Además de dinero, Musharraf pidió medicinas, mantas, tiendas, alimentos y helicópteros de gran capacidad para transportar heridos y hacer llegar ayuda a las zonas más castigadas por el seísmo. Varios países enviaron equipos de rescate, así como recursos económicos. En Islamabad ya hay un grupo de coordinación de emergencias de la ONU.

El Gobierno español despachó un avión con artículos de primera necesidad, equipos sanitarios y de rescate. Por su lado, 20 especialistas de la ONG española Bomberos Unidos sin Fronteras logró llegar ayer a Pakistán.