En las protestas de estos días en El Cairo es fácil identificar a los miembros de los Hermanos Musulmanes, movimiento islamista egipcio y principal fuerza de oposición. Su grito de guerra es Alá akbar (Dios es grande). Su participación es grande. Aunque los islamistas no han sido los principales instigadores de la revuelta, impulsada básicamente por ciberactivistas, la mayoría laicos, de no contar con su apoyo las manifestaciones serían menos numerosas.

Hace muchos años que los Hermanos Musulmanes, movimiento nacido hace más de 80 años y precursor del islam político, abandonaron las armas y moderaron su discurso. A lo largo de estos últimos años, el régimen de Hosni Mubarak ha mantenido con ellos una relación ambigua. Les tiene prohibido constituirse legalmente como partido político pero les ha permitido tener sedes desde donde organizar sus actividades religiosas, sociales, culturales o académicas, siempre, eso sí bajo estrecha vigilancia y, cuando se le antojaba, con detenciones.

Es una estrategia arriesgada porque, si bien es cierto que es mejor tener a la vista al enemigo que en la clandestinidad, no lo es tanto facilitarle la labor proselitista. Donde no ha llegado el Estado en ayuda social y asistencia, lo ha hecho la Hermandad con notable éxito. Por eso son tan populares en el país, sobre todo entre la población poco ilustrada y de menos recursos económicos.

LOS COMICIOS DEL 2005 Los islamistas sostienen que si hubiera elecciones limpias y libres ahora, los Hermanos Musulmanes lograrían hasta el 30% de los votos. Tuvieron sus mejores resultados en los comicios del 2005, los menos fraudulentos. Los islamistas presentaron candidatos independientes y lograron 88 escaños en la primera vuelta (de un total de 454). En la segunda, no tuvieron opción de mejorar. Se les cerró el paso con trampas y decenas de detenciones. Mubarak ha utilizado siempre el peligro integrista para justificar ante sus amigos occidentales su régimen represivo.

En todo caso, si de esta crisis nace un proceso de transición política, solo será creíble si participan los Hermanos Musulmanes, porque son la principal fuerza de oposición.