En un nuevo paso de la luna de miel que el Gobierno de Ariel Sharon parece estar viviendo con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás (alias Abú Mazen ), el ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, dijo ayer que el Estado hebreo está dispuesto a suspender las operaciones militares si los milicianos cesan sus ataques. El fin de las operaciones militares es una de las exigencias de las facciones palestinas para decretar un alto el fuego.

El moderado optimismo y las buenas palabras se han instalado en el vocabulario del conflicto. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, admitió ayer que "se está produciendo un periodo de calma", aunque advirtió de que, si las milicias palestinas lo rompen, el Ejército actuará. Pero con la perspectiva de una tregua de las milicias que parece inminente, Mofaz incluso apuntó que Israel podría traspasar el control de ciudades de Cisjordania a Abú Mazen si éste puede hacerse cargo de la seguridad.

Tan buena es la sintonía entre el Gobierno de Sharon y el de Abú Mazen que ayer Mofaz se permitió el lujo de ejercer de portavoz de la ANP y anunciar que Hamás y la Yihad Islámica han acordado una tregua de un mes con Abú Mazen. Los implicados lo negaron, aunque el presidente de la ANP, en una entrevista en la televisión palestina, afirmó que "se han producido avances significativos en las negociaciones", hasta el punto de que la tregua podría anunciarse "muy pronto". El ministro de Asuntos Exteriores palestino, Nabil Shaat, dijo que el alto el fuego es "cuestión de días".

ACUERDO NO FIRMADO De hecho, fuentes palestinas apuntaban ayer que ya existe un acuerdo no firmado entre las milicias palestinas y Abú Mazen para detener los ataques --las últimas 72 horas han sido totalmente tranquilas--, pero que su anuncio depende de que Israel ponga fin a sus operaciones militares en los territorios ocupados.