La crueldad de la guerra en toda su dimensión se cebó ayer sobre varias familias libanesas. Atendiendo a las llamadas de los megáfonos israelís que instaban a la población a abandonar sus casas cerca del puerto sureño de Tiro ante la ofensiva inminente, varias familias se subieron a una furgoneta y abandonaron la aldea de Marwaheen. Su huida fue interceptada por el misil de un caza israelí que destruyó el vehículo matando a 15 niños y cinco adultos. Fue el suceso salvaje de una jornada sangrienta que se llevó por delante a una treintena de libaneses, elevando la cifra de víctimas a 106 desde el pasado miércoles.

La ofensiva que Israel mantiene sobre el Líbano estuvo ayer, además, a punto de traspasar las fronteras de Siria y desató los miedos a la explosión de un conflicto regional. La aviación hebrea bombardeó el lado libanés del cruce fronterizo de Masnaa por el que se accede a Siria a través de la carretera entre Beirut y Damasco, castigada en la jornada anterior. Un movimiento destinado a cortar el cordón umbilical entre Hizbulá (Partido de Dios) y Siria, desde donde la guerrilla libanesa recibe buena parte de su armamento.

EL CENTRO DE BEIRUT En una escalada sin fin espoleada por los ataques de Hizbulá sobre la ciudad israelí de Tiberias y sobre una fragata de guerra que dejó un soldado judío muerto y tres desaparecidos el día anterior, Israel castigó por primera vez el centro de Beirut. El puerto, los radares costeros y una base militar fueron bombardeados, todos ellos en las inmediaciones del casco histórico, reconstruido en los últimos años. Israel intenta asfixiar al Líbano bloqueando sus accesos al mundo exterior.

El primer ministro libanés, Fuad Siniora, declaró el país "zona catastrófica" después de la destrucción de decenas de carreteras y puentes, puertos y aeropuertos. Además, pidió a las Naciones Unidas ayuda para desplegar al Ejército libanés en la frontera con Israel que Hizbulá controla desde hace años.

Israel, por su parte, desmintió que trate de extender su guerra más allá del Líbano. "No somos una banda que dispara en cualquier dirección", dijo un oficial del Ejército al diario israelí Haaretz. ."Involucrar a Siria en la campaña no será lo correcto". Su respuesta llegó después de que el diario árabe Al Hayat, con sede en Londres, publicara que Israel ha dado un ultimátum de 72 horas a Siria para que interceda ante Hizbulá si no quiere ser atacado. De momento, las intenciones israelís se limitan a acabar con Hizbulá. Pero la guerrilla chií es un peso pesado.

Para proteger la ciudad portuaria de Haifa, atacada en dos ocasiones, se instalaron ayer por primera vez desde la primera guerra del Golfo tres baterías antimisiles Patriot.

Ante las dificultades para eliminar a Hizbulá, cuyo desarme es para Israel condición esencial para el alto el fuego, el Ejecutivo de Ehud Olmert trata de ejercer la máxima presión sobre la población y el Gobierno libanés para que sean ellos quienes acaben con la guerrilla. Una posibilidad remota que podría conducir al Líbano a otra guerra civil.