Israel ha deportado este lunes al director de la oenegé internacional Human Rights Watch (HRW) para Israel y Palestina, Omar Shakir, por dar supuestamente apoyo a la campaña de boicot contra Israel. HRW ha afirmado que con la expulsión de Shakir, Israel se ha colocado en el feo club de los regímenes autoritarios.

Shakir perdió este mes un juicio ante el Tribunal Supremo de Justicia de Israel que se centró en la capacidad del Estado para expulsar a los que lo critican. El Gobierno israelí rechazó renovar el visado de Shakir y este lunes se acababa el plazo para que abandonara el país.

En una rueda de prensa en Jerusalén, antes de tomar su avión para dejar Israel, Shakir ha condenado la decisión del Gobierno israelí y la ha calificado de ataque a los movimientos pro derechos humanos.

Si los israelís pueden deportar a alguien que documenta abusos contra los derechos humanos sin tener que afrontar las consecuencias, ¿cómo vamos a poder detener estos abusos alguna vez?, se ha preguntado Shakir.

POLÉMICA LEY DE 2017

Israel alega que sus objeciones no son contra HRW ni los defensores de derechos humanos sino contra Shakir, ciudadano estadounidense. Su caso es una prueba en la que se aplica una polémica ley del 2017 que permite al Gobierno deportar a gente que presuntamente apoya el boicot a Israel o a las colonias judías en territorio palestino ocupado.

Todas las colonias en zona ocupada son ilegales ante la ley internacional y la Unión Europea aprobó una legislación para obligar a etiquetar de forma especial los productos que procedan de los asentamientos, de modo que el consumidor sepa cuál es su origen.

Según esta norma, Israel vetó la entrada en su territorio, el pasado agosto, a dos congresistas estadounidenses muy críticas con las políticas israelís, Ilhan Omar y Rashida Tlaib.

Más tarde, Israel aceptó una solicitud de Tlaib, de origen palestino, para visitar a su familia en Cisjordania con la condición de que no expresara sus puntos de vista sobre el boicot. Pero Tlaib se negó a aceptar el trato, que calificó de "opresivo".

PROHIBICIÓN DE ENTRADA A ACTIVISTAS

Desde que se aprobó la ley, hecha a medida contra el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel, este país ha prohibido la entrada al país a numerosos activistas pro derechos humanos, pero Shakir es el primero a quien se expulsa a través de esta normativa, según informa el diario israelí 'Haaretz'.

El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, que ha querido estar este lunes en Jerusalén para apoyar a Shakir y lo ha acompañado en la rueda de prensa, ha negado que la oenegé que encabeza, con base en Nueva York, y Shakir respalden el boicot contra Israel.

Roth ha subrayado que presionar a empresas para conocer los abusos que la ocupación israelí comete no es lo mismo que apoyar un boicot. HRW insistió para que Airbnb retirara las ofertas de alquileres de apartamentos en colonias judías en territorio ocupado porque son contrarias a la ley internacional.

Es un proceso estándar que los grupos pro derechos humanos insistan en que las empresas eviten ser cómplices de violaciones de los derechos humanos, ha comentado el director ejecutivo de HRW en la rueda de prensa. Omar aplicó los mismos principios habituales de solicitar a las empresas que no apoyen los asentamientos ilegales. HRW nunca ha llamado a un boicot contra Israel, ha indicado Roth.

SE INTENSIFICARÁ EL TRABAJO DE LA ENTIDAD

Shakir tendrá que continuar su trabajo a distancia desde Amán, la capital jordana. Estamos acostumbrados a operar en países que impiden nuestra investigación. Hemos aprendido la necesidad de monitorizar los abusos contra los derechos humanos desde lejos en países como Irán, Egipto y Venezuela, que han vetado a nuestros investigadores () Hoy Israel se ha unido a este feo club de gobierno, ha dicho Roth. La ONU y la Unión Europea (UE) criticaron la decisión de deportar a Shakir y pidieron a Israel que la revirtiera.

El director ejecutivo de HRW ha asegurado que la expulsión de Omar intensificará su trabajo sobre los abusos que cometen Israel y grupos palestinos como el movimiento islamista Hamás.

Shakir ha destacado que ser obligado a abandonar Israel era un obstáculo menor en comparación con el clima cada vez más sofocante que existe para los defensores de los derechos israelíes y palestinos, que han sufrido prohibiciones de viaje, arrestos y redadas en sus oficinas.