La represalia no se hizo esperar y fue atroz. Aviones de combate y helicópteros del Ejército israelí llevaron a cabo, poco antes del mediodía de ayer, un bombardeo masivo en la franja de Gaza y atacaron una treintena de objetivos vinculados con el movimiento islamista Hamás. La operación, denominada Plomo endurecido , es la más mortífera de las últimas décadas. Según fuentes médicas palestinas, anoche se contabilizaban más de 200 muertos y 700 heridos, de los que 120 se encontraban en un estado "muy grave". Y, según las autoridades israelís, el ataque no ha hecho más que empezar.

Gran parte de las víctimas son policías de la fuerza controlada por Hamás, incluido el máximo jefe policial, general Tawfik Jaber, que pereció en el bombardeo del cuartel general de dicha fuerza en Gaza. Quedó destruido. El portavoz de la policía, Islam Shawan, dijo que en este ataque murieron un centenar de agentes y que un campo de entrenamiento de Hamás al norte fue también destruido.

Egipto abrió el paso de Rafah, en la frontera con Gaza, para permitir la evacuación de los heridos y la entrada de ayuda humanitaria. Al mismo tiempo, el Gobierno egipcio reforzó el control de dicha frontera con el envío de 500 policías.

Israel había advertido de que no se quedaría de brazos cruzados viendo cómo los milicianos palestinos de Hamás lanzaban cohetes Qasam desde Gaza contra Israel, algo que ha ocurrido de forma repetida desde que el 19 de diciembre concluyó la tregua de seis meses que, en junio, habían acordado ambas partes con la mediación de Egipto. Pero pocos esperaban una carnicería semejante. Tras el ataque israelí, a todas luces destinado a acabar con la infraestructura de Hamás, los milicianos palestinos reanudaron el lanzamiento de cohetes contra Israel. Uno de ellos, que impactó en la localidad de Netivot, en el sur del país, causó la muerte a una mujer israelí y heridas a otras cuatro personas.

"Hay un tiempo para la calma y un tiempo para el combate, y ahora ha llegado la hora del combate", afirmó el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, quien anticipó que la operación "no será fácil y no será breve". Barak añadió que la ofensiva durará "tanto como sea necesario".

El Ejército israelí señaló, en un comunicado, que la operación "continuará, se expandirá y se intensificará". Un portavoz militar precisó que los líderes de Hamás pueden convertirse en objetivo. El alcalde de Ashkelon --ciudad israelí afectada por el lanzamiento de los cohetes-- dijo que fuentes militares le habían comunicado que la operación duraría "más de una semana".

TERCERA INTIFIADA El líder de Hamás, Jaled Meshaal, convocó anoche, por su parte, a sus partidarios para una tercera Intifada contra Israel. En su llamamiento, que hizo en una entrevista a la cadena Al Yazira, Meshaal expresó la necesidad de devolver "duramente" y que Israel sienta en carne propia el sufrimiento de los palestinos. Meshaal, que vive exiliado en Damasco, dijo que los israelíes tendrán que beber "del mismo vaso"