Pasada la tregua navideña, Cisjordania y Gaza volvieron a vivir ayer otro día sangriento. El Ejército israelí mató a nueve palestinos en diversos incidentes. Además, fuerzas blindadas y de infantería entraron de nuevo en la ciudad de Belén, instaurando el régimen de patrullas militares y el toque de queda durante las horas de luz.

Escasas 48 horas duró la tregua que oficiosamente rigió desde el martes por la mañana, cuando las fuerzas israelís recularon unos metros de Belén, en un gesto hacia el mundo cristiano. Tras la relativa calma que se impuso, los territorios palestinos volvieron a vivir ayer un día negro.

TRES FRENTES

El Ejército israelí recrudeció de forma simultánea las operaciones militares en las localidades cisjordanas de Tulkarem, Kalkilia y Ramala, previstas desde hacía tiempo pero "aplazadas debido al mal tiempo", según fuentes militares, que las bautizaron como operaciones "contraterroristas". Además de los nueve muertos, hubo una treintena de heridos.

Nabil Abu Rudeina, consejero del presidente palestino, Yasir Arafat, denunció que "la vuelta a la política de asesinatos y de destrucciones de casas tiene un objetivo puramente electoral y pretende sabotear los esfuerzos para calmar la situación". Israel tiene previsto celebrar elecciones legislativas el 28 de enero.

A primera hora de la mañana, el Ejército israelí mató cerca de Yenín a un jefe de la Yihad Islámica. En el tiroteo que se originó resultaron heridos cuatro palestinos y cuatro soldados israelís. En Naplusa, murieron otros dos palestinos, entre ellos un adolescente de 16 años. Un miembro de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa fue abatido al intentar huir en el momento de su arresto.

Los militares dieron muerte en Ramala a otros tres palestinos, entre ellos un miembro del movimiento integrista Hamas y a un policía. En la banda de Gaza, murieron también dos activistas de Hamas, armados con granadas y un fusil de asalto, que intentaban infiltrarse en la colonia de Netzarim para perpetrar un ataque.

Las nueve víctimas mortales de ayer elevan a 2.794 el número de personas fallecidas desde el inicio de la Intifada (en septiembre del 2000), de los cuales 2.064 son palestinos y 681 son israelís.

Como ya había advertido el Ejército israelí, sus fuerzas regresaron ayer a Belén y se desplegaron como antes de Navidad. Tras el respiro navideño, se volvieron a ver las patrullas militares frente a la basílica de la Natividad.

TEMOR A ATENTADOS

El Ejército israelí teme un recrudecimiento de los atentados palestinos en caso de que EEUU ataque Irak, según informó ayer el diario Jerusalem Post . En opinión de este oficial superior israelí, el objetivo de estos ataques sería demostrar la "solidaridad" de los palestinos con Irak. Según la misma fuente, el presidente palestino, Yasir Arafat, ha perdido el control sobre los grupos armados de Cisjordania.

Varios responsables de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) han insistido en que Arafat no apoyará al presidente iraquí, Sadam Husein, en caso de guerra, como hizo en 1991.

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, intentó el miércoles implicar a Siria en la crisis iraquí, afirmando que Bagdad transfirió a ese país armas químicas y biológicas antes de la llegada de los inspectores de la ONU a Irak, para que éstos no pudieran descubrirlas. Damasco calificó estas alegaciones de "infundadas" y "ridículas".