Israel dejó claro ayer su rechazo a la propuesta de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de negociar una nueva tregua. Anoche, dos helicópteros dispararon varios misiles contra un coche en la ciudad de Gaza y mataron a cuatro personas. Posiblemente se trató de un nuevo asesinato selectivo. Aunque se desconocía la identidad de los ocupantes, una fuente del grupo islamista Hamas indicó que dos de las víctimas eran de su organización.

El ataque se produjo cerca de la oficina de Gaza del presidente palestino, Yasir Arafat e hirió a varias personas que fueron evacuadas al hospital Shifa.

Horas antes, el Gobierno israelí había rechazado públicamente la oferta de tregua formulada por el primer ministro palestino, Abu Mazen, una negativa en la que el Gobierno de Ariel Sharon coincidió con Hamas. Y es que Israel sólo quiere la destrucción total de las facciones armadas y, si la ANP falla, está decidida a intentarlo con su Ejército.

Nadie parece preguntarse --ni en el Gobierno israelí ni en la Casa Blanca-- cómo podrá la ANP triunfar donde Israel, con su potencial militar, ha fracasado. Por eso, Abu Mazen insiste en un fin de la violencia negociado, aunque su ministro de Seguridad, Mohamed Dahlan, inició ayer operaciones contra Hamas.

Concretamente, los policías de Dahlan desmantelaron cuatro túneles en la localidad de Rafah, en el sur de la franja de Gaza, por donde se introducía armamento desde Egipto.