La sinrazón del conflicto entre palestinos e israelís nunca agota su capacidad de sorpresa. El último, que pronto será el penúltimo, capítulo se vivió ayer en Beit Janún, en el norte de Gaza, donde dos mujeres murieron cuando, como escudos humanos, intentaban ayudar a escapar a un grupo de milicianos atrincherados en una mezquita sitiada por el Ejército israelí.

Los guerrilleros lograron escapar, no sin que antes los soldados hebreos abrieran fuego contra la manifestación de mujeres, matando a dos e hiriendo a una decena. Entre Gaza y Cisjordania, Israel mató ayer al menos a doce palestinos.

Todo empezó el jueves por la noche, cuando unos 60 milicianos, la mayoría de Hamás, buscaron refugio en la mezquita de Al Nasir en el curso de los enfrentamientos que, desde el miércoles, se producen en Beit Janún a causa de la operación militar Nubes de otoño. Durante toda la noche, milicianos y soldados intercambiaron tiros, y los militares lanzaron bombas de humo y destruyeron un muro exterior. Por la mañana, las radios locales emitieron un mensaje en el que Hamás instaba a las mujeres a liberar a sus hijos y esposos.

VESTIDAS DE NEGRO Dicho y hecho, unas 400 mujeres vestidas de negro de pies a cabeza se concentraron y, desafiando a los disparos disuasorios, avanzaron poco a poco a cuerpo descubierto hacia la mezquita a través de una carretera desierta.

Por el camino, varias de ellas abandonaron la comitiva, y al final llegaron al templo unas 50. Fue entonces cuando los soldados abrieron fuego contra la manifestación. Empezó la gran confusión, momento que aprovecharon los atrincherados para escapar "a través de agujeros construidos en la pared del templo", según un comandante de Hamás que se identificó como Abú Ubaida. Varios testigos aseguraron que algunos milicianos se disfrazaron de mujer con ropas de las manifestantes.

GUERRILLEROS OCULTOS El Ejército israelí argumentó que no abrió fuego contra las mujeres hasta que descubrió a dos milicianos ocultos entre ellas, y que los soldados no dispararon indiscriminadamente, sino que alcanzaron a los guerrilleros.

En total, ayer murieron en Beit Janún nueve palestinos, contando a un niño de cuatro años que falleció de las heridas sufridas el jueves. Desde el miércoles, la operación en el norte de Gaza se ha cobrado la vida de 25 personas, 24 palestinos y un israelí.

Hasta el momento, el Ejército hebreo no ha logrado su objetivo declarado, que es poner fin al lanzamiento de cohetes artesanales Qasam desde Beit Janún. El jueves, las milicias palestinas dispararon seis Qasam, y ayer, dos. Al anochecer, las fuerzas aéreas bombardearon otra mezquita en Beit Janún y a un grupo de milicianos en Yabalia, causando un muerto. En Cisjordania, una mujer de 65 años falleció en el transcurso de una operación de arresto en Belén al verse atrapada en el fuego cruzado entre militares y milicianos. En el campo de refugiados de Balata, en Naplusa, los soldados mataron a Ibrahim Sanakra, de 15 años y hermano de un líder de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa. Según fuentes militares, el adolescente estaba manipulando explosivos en un coche.

CONDENA Tanta muerte mereció la repulsa del secretario general de la ONU, Kofi Annan, que afirmó estar "profundamente preocupado". Annan recordó que "las operaciones militares en zonas habitadas causan inevitablemente víctimas civiles", y apeló a Israel a "hacer lo máximo posible para proteger a los civiles y abstenerse de causar una escalada en una situación que ya de por sí es grave". El primer ministro palestino, Ismail Haniya, acusó a Occidente de no hacer nada para detener el derramamiento de sangre palestina.