El Gobierno israelí rechazó ayer con elocuencia y firmeza las declaraciones del primer ministro británico, Tony Blair, en las que afirmó que el conflicto de Oriente Próximo es una de las "raíces profundas" de atentados como los perpetrados el pasado jueves en Londres. "Los terroristas que golpearon en Londres lo hicieron en el marco de una guerra terrorista global contra la civilización occidental, como ya ocurrió en EEUU o en España", declaró el número dos del Gobierno israelí, Ehud Olmert.

Olmert y otros ministros se esforzaron por enmarcar los atentados dentro de un ataque "al mundo libre y democrático" por parte de fanáticos islamistas con el fin de evitar que se establezca una relación política con el conflicto entre palestinos e israelís.

"HIPOCRITA" De igual forma se posicionó la prensa, que en su mayoría rechazó ayer las palabras de Blair. El periódico Yediot Aharonot informó de que en medios diplomáticos se acusa a Blair de ser "un hipócrita" por ligar los atentados a este conflicto.

Pocas horas después del atentado, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, ordenó a sus ministros no comparar lo sucedido en Londres con los ataques contra civiles en las ciudades de Israel. Sin embargo, la comparación se ha ido convirtiendo, junto con la presencia de israelís entre las víctimas, en el tema de debate. Un articulista del diario Haaretz se lamentaba ayer de que los británicos, como los españoles en su momento, no sintieran la corriente de simpatía hacia Israel que sí demostró Nueva York.

El jefe del equipo de negociadores de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Saeb Erekat, dijo por su parte que Blair "dio con la realidad y habló estratégicamente de la necesidad de tratar con los problemas de esta región".