De nada le sirve al primer ministro británico, Tony Blair, ser un aliado privilegiado de EEUU en lo que a sus relaciones con Israel se refiere. El Gobierno de Ariel Sharon demostró ayer de nuevo que el único país que realmente cuenta es EEUU, por lo que no tuvo ningún inconveniente en protagonizar un desplante a Gran Bretaña --incluida una agria conversación telefónica entre los titulares de Exteriores de ambos países, Jack Straw y Binyamin Netanyahu-- prohibiendo a los delegados palestinos viajar la semana que viene a Londres para participar en una conferencia sobre reformas en la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

Esta prohibición se incluye dentro de las represalias decididas por el Gabinete de Seguridad israelí después del doble atentado del domingo en Tel-Aviv, en el que dos suicidas de las Brigadas de Mártires de Al Aqsa mataron a 25 personas. El Gabinete decidió efectuar acciones militares puntuales en las zonas autónomas palestinas bajo ocupación, lo que significa aumentar las detenciones, volver a establecer toques de queda allí donde se habían levantado unos días e intensificar los asesinatos selectivos contra militantes de los grupos palestinos.

Además, el Gobierno israelí decidió impedir el próximo jueves una reunión del Consejo Nacional Palestino en Ramala que debía debatir sobre el proyecto de la Constitución palestina, limitar más la movilidad de los palestinos en Cisjordania y cerrar tres universidades islámicas.

Una serie de medidas que son consideradas moderadas y tomadas bajo la fuerte presión de EEUU, que no quiere que Sharon encienda la zona ante la perspectiva de una guerra con Irak. De hecho, el secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, conversó telefónicamente con Ariel Sharon el domingo por la noche, tras los ataques de Tel-Aviv, para recordarle la postura de George Bush.

Pero Washington no es lo mismo que Londres, de ahí que el Gobierno de Tel-Aviv no haya tenido problemas para dejar plantado al británico.

PERIODISTA DETENIDO

Un corresponsal de la cadena de televisión qatarí Al Jazira fue detenido ayer en Gaza por agentes de las fuerzas de seguridad palestinas después de que se negara a revelar cuál fue su fuente en una información sobre la reivindicación del doble atentado del domingo en Tel-Aviv.