Sin apenas violencia y siguiendo el mismo guión que en el resto de asentamientos de Gaza, las fuerzas de seguridad israelís completaron ayer la evacuación de todos los colonos judíos de la franja, y pusieron fin a 38 años de colonización, con el desalojo de Netzarim, el aislado enclave en el centro de la región --clave para que el Ejército partiese la franja en dos siempre que deseaba-- que ha sido escenario de múltiples episodios de violencia.

Un emotivo rezo entre los colonos y los soldados que defendieron el asentamiento puso el punto final a la sangrienta historia de esta colonia, cuyos cinco últimos años de vida se resumen para los palestinos en estas cifras: 114 muertos (17 de ellos menores de 16 años), 105 casas destruidas y centenares de cultivos arrasados para establecer perímetros de seguridad.

De esta forma, ya no quedan en la franja más que militares y policías israelís, que en los próximos días se dedicarán a destruir las casas de los colonos, tal como pactaron con la Autoridad Nacional Palestina, y a desmantelar las bases militares que allí se alzan. Tras este proceso, los palestinos recuperarán este territorio ocupado desde la guerra de los Seis Días, en 1967.