Las elecciones generales israelís del próximo día 28 están resultando las más plagadas de escándalos en la historia del país, con la descalificación de dos candidatos y una lista de árabes-israelís, así como con la presunta compra de votos y otros casos de corrupción.

Tal vez a consecuencia de los escándalos de corrupción, el derechista Likud, del primer ministro, Ariel Sharon, que parte como favorito, ha experimentado en los sondeos, sólo en tres semanas, un descenso de 41 escaños a 31 de los 120 con que cuenta el Parlamento.

DOMINIO DERECHISTA

La Junta Electoral, dominada por la derecha nacionalista, descalificó el miércoles a Azmi Bishara, brillante intelectual y doctor en Filosofía y Ciencias Políticas, así como a la lista que encabezaba, Balad, uno de los grupos árabe-israelís de más reciente creación. La misma junta ya descalificó el pasado lunes a Ahmed Tibi, ginecólogo y exasesor personal del presidente palestino, Yasir Arafat.

La Junta Electoral argumentó en ambos casos "el apoyo a grupos terroristas". En el caso de Bishara, se citaron también unas declaraciones que hizo hace más de dos años a favor del grupo integrista libanés Hizbulá (Partido de Dios), contra el que luchaba entonces el Ejército israelí en el Líbano.

En contra de las dos exclusiones se pronunció el presidente de la junta y miembro del Tribunal Supremo israelí, Mishel Jeshin, pero recibieron el apoyo del fiscal general del Estado, Eliakim Rubinstein. Este alto tribunal decidirá el próximo martes sobre las descalificaciones de los dos candidatos, activos defensores de la causa palestina en el Parlamento. Antes de la decisión de la junta, Bishara declaró a este periódico que es partidario de un "Estado de Israel para todos sus ciudadanos, en lugar de un Estado judío", tal como se define en la actualidad.

Bishara también expresó la necesidad de una autonomía cultural para cerca del millón de ciudadanos árabes de Israel, que cuenta con una población total de 6.600.000 habitantes.

La misma Junta Electoral, en cambio, aprobó la participación de Baruj Marzel --que fue líder del movimiento Kaj, declarado ilegal por racista, entre otras razones-- como número dos de la lista del partido de extrema derecha Jerut (Libertad). En este ambiente, el Likud ha perdido 10 escaños desde el inicio de la campaña, según un sondeo del diario progresista israelí Haaretz .