Es la hora de crear un nuevo Oriente Próximo", dijo ayer en Jerusalén la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, todo sonrisas y parabienes, tras entrevistarse con el primer ministro israelí, Ehud Olmert. Un nuevo Oriente Próximo que se está forjando con la fuerza de las bombas y los tanques, en Irak, en Palestina y en el Líbano, y para el que Rice intentará recabar hoy apoyo en la conferencia internacional que se celebrará en Roma. Pero Israel ha decidido no esperar al resultado de la conferencia y, ayer, el ministro de Defensa, Amir Peretz, anunció que volverá a establecer una zona de seguridad en la frontera, en territorio libanés. Israel mantuvo "una franja de seguridad" en el sur del Líbano desde la invasión de 1982 hasta la retirada total en el año 2000.

El símil entre Irak, Líbano y Palestina lo hizo el presidente de EEUU, George Bush, cuando ayer dijo al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, que en esos tres lugares "hay una democracia emergente y hay gente dispuesta a usar técnicas terroristas para impedirlo". Visto a través del prisma iraquí, se hace aún más comprensible que EEUU no presione a Israel para que detenga su ofensiva contra Hizbulá en el Líbano, ya que la guerra tiene poco que ver con los dos soldados israelís capturados y mucho con la visión de la región que tienen la Casa Blanca e Israel.

PAZ DURADERA No habló Rice de alto el fuego en Jerusalén, sino que se refirió a una "paz urgente y duradera", y afirmó que el fin de las hostilidades debe llegar tras haber solucionado los problemas "de fondo", es decir, "los terroristas", lo que en el caso libanés implica desarmar a Hizbulá. "Es hora de crear un nuevo Oriente Próximo, de decirles a aquellos que no lo quieren que nosotros prevaleceremos y ellos no". Ante estas palabras, que siguen al dedillo las intenciones israelís, poco añadió Olmert, excepto para reiterar que es Hizbulá "y no el pueblo libanés" el enemigo de Israel.

Para combatir a la milicia, Tel-Aviv admitió abiertamente ayer que el objetivo militar inmediato es crear una zona de seguridad en la frontera entre ambos países que se mantendrá bajo control israelí hasta "que se despliegue una fuerza multinacional". Esta franja de seguridad, en la que Israel se arroga el derecho de disparar a quien la traspase, tendrá 80 kilómetros de largo (la frontera) y, según fuentes militares, entre tres y cuatro kilómetros de ancho. El ministro de Defensa, Amir Peretz, no aclaró si para controlar la zona Israel desplegará soldados --lo que implicaría regresar al Líbano-- o si quiere hacerlo con fuerzas aéreas.

La zona de seguridad coincide con el planteamiento de alto el fuego que Rice transmitió a las autoridades libanesas el lunes y que hoy reiterará en la conferencia de Roma. EEUU pretende el despliegue de una fuerza multinacional durante dos o tres meses. Esta entrenaría al Ejército libanés para que pudiera asumir el control de la frontera y cumplir con la resolución 1559 de la ONU, es decir, desarmar a Hizbulá. Israel hablaba ayer de que serían necesarios 20.000 soldados y que el acuerdo debería incluir no solo alejar a la milicia chií del sur del Líbano, sino controlar las fronteras entre Siria y el Líbano para cortar el suministro de armas a Hizbulá.

REUNION EN ROMA Pese a apoyar la idea de la fuerza multinacional, algunos países de la UE y naciones árabes como Arabia Saudí creen necesario decretar primero un alto el fuego y después abordar el desarme de Hizbulá. Este es, según el primer ministro italiano, Romano Prodi, el orden de los factores que Italia pondrá sobre la mesa en la conferencia de Roma.