La desigual oleada de protestas que recorre Europa a medida que los gobiernos van desgranando sus planes de ajuste contra la crisis económica pasó ayer por Italia. Más de un millón de trabajadores, según las cifras de los sindicatos --muchos menos según el Gobierno--, salieron a la calle para protestar contra el recorte presupuestario aprobado por el Ejecutivo de Silvio Berlusconi, en una jornada de huelga general que interrumpió la actividad de las oficinas públicas y causó perturbaciones en el transporte en varias ciudades, entre ellas Roma, Nápoles, Milán y Bolonia. También hubo cancelaciones en algunos aeropuertos, como el de Fiumicino, en Roma.

La huelga, que duró cuatro horas en el sector privado y ocho en el sector público, fue convocada por la CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo), el mayor sindicato del país, que calificó la participación de "masiva" y que considera el plan de ajuste del Gobierno conservador "inicuo y equivocado", ya que "carga sobre los hombros de los mismos de siempre el peso del ahorro". Para la CGIL, los recortes aprobados "sustraerán recursos a la parte más débil del país y gravarán sobre todo a los funcionarios y los trabajadores", mientras que no se han puesto en marcha políticas económicas para que las consecuencias de la crisis internacional pesen también sobre "los que más tienen".

ESCEPTICISMO El Gobierno respondió con ironía por boca del ministro de Trabajo, Maurizio Sacconi, quien afirmó que la adhesión a la movilización había sido "débil" y que quejarse es "como protestar contra la lluvia". "El ajuste es inevitable", sentenció. El Ministerio de Administraciones Públicas, por su parte, cifró los funcionarios huelguistas en solo un 2,27%.

Según los datos de los convocantes, la mayor marcha fue la de Bolonia, con casi 100.000 personas, mientras que en Nápoles se manifestaron unas 70.000, en una protesta que se sumó a la de los trabajadores de la factoría de Fiat en Pomigliano D´Arco, donde la compañía anunció recientemente medidas que restringen el derecho a la huelga. En los Abruzos, la región afectada en el 2009 por el terremoto y donde los trabajos de reconstrucción van a ritmo lento, salieron a la calle unas 20.000 personas.

LA OPOSICION, A LA CARGA Los principales líderes del centroizquierda se sumaron a la demostración de descontento. Pierluigi Bersani, líder del Partido Demócrata (PD), participó en la movilización en Milán, y pidió al Gobierno que corrija el plan de ajuste en aquellos aspectos que "golpean más duramente" a las rentas más bajas. El jefe de Italia de los Valores (IDV), el exmagistrado Antonio di Pietro, tomó parte en la protesta de Nápoles.

El paro alcanza en Italia al 9,1% de la población, la cifra más alta desde el 2005, y entre los jóvenes, es del 28,8%.