Un nuevo temblor, de una magnitud de 5,3 en la escala de Richter, azotó ayer, poco antes de las ocho de la tarde, la zona de L´Aquila y llegó hasta Roma, donde en muchos barrios la gente se echó a la calle. Según las primeras noticias hubo al menos una nueva víctima mortal: una mujer que falleció en Santa Ruffina de Roio, localidad cercana a la capital de los Abruzos. La nueva sacudida, que se produjo cuando los equipos de rescate aún buscaban supervivientes, afectó a los edificios que aún se mantenían en pie.

Mientras las televisiones emitían los informativos de la noche, todos los telespectadores pudieron ver en directo campanarios y balcones que caían, árboles que se plegaban y ambulancias que corrían de nuevo hacia nuevas emergencias.

VISITA DE BERLUSCONI El saldo de muertos ascendía anoche a 229, pero hay aún 50 desaparecidos, según las estimaciones oficiales. Mientras, el país se está volcando en donativos económicos para los damnificados. Desde equipos de fútbol, oenegés, teatros líricos, iglesias protestantes, comunidades islámicas, la ONU, la Cruz Roja y hasta los Saboya, exmonarcas del país, hacen contribuciones que se añaden a los 130 millones presupuestados ayer por el Gobierno para la primera emergencia. Paralelamente ha vuelto a Italia --donde cada año se producen un millón de microseísmos, cien de ellos de magnitud 5--, la polémica sobre la prevención de catástrofes.

"Iros a la playa, tomaos un período de vacaciones que paga el Estado", dijo ayer Silvio Berlusconi a los damnificados en L´Aquila, adonde volvió por segundo día consecutivo, tras haber renunciado a un viaje oficial a Moscú. "Volveré cada día, la gente está contenta de sentir que el Estado está cerca y, además, forma parte de mi deber", añadió. No se conoce la respuesta a la propuesta de quienes, cerca de las aldeas destruidas, tienen campos, vacas, cerdos, gallinas y otros animales que atender y no dejar su tierra.

RECONSTRUCCION Berlusconi dijo ayer que imagina una reconstrucción de los 26 pueblos damnificados como la verdadera construcción de una nueva ciudad, probablemente porque, como empiezan a explicar los expertos de catástrofes, será muy difícil, largo y costoso reconstruir las ruinas de L´Aquila. "Construir una ciudad nueva es una idea equivocada", respondió la oposición de izquierdas, "porque cada lugar tiene una identidad, un alma, que hay que conservar". De momento, casi 300 equipos de expertos empezaron ayer el reconocimiento de los edificios afectados por el seísmo, más de 25.000, cuya reconstrucción está estimada EN 2.000 millones. Paralelamente, los carabineros han reforzado la vigilancia de los lugares abandonados para evitar los saqueos.

Los expertos debaten sobre la calidad de las construcciones y la prevención de terremotos. "Buena parte de las casas no habían sido construidas para soportar un temblor que no ha sido violento", dijo Enzo Boschi, presidente del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología.

Pero la mayor polémica es la desatada por la prevención de los seísmos --algo que han intentado norteamericanos, japoneses y chinos-- principalmente desde que el geofísico Gianpaolo Giuliani advirtió de un terremoto el 29 de marzo. "Son imbéciles que se divierten difundiendo noticias falsas", rebatió el jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, a la vista de que la gente creyó al geofísico y salió a la calle. La previsión de Giuliani falló por siete días, pero el interesado insistió: "Tal vez me metan en prisión, pero es falso que los terremotos no se puedan prever". Giuliani estaba ayer reparando su sistema de cinco monitores situados en LIAquila.

Ajenos a la polémica, los equipos de rescate aún rescataron ayer a supervivientes debajo de los escombros. De su dormitorio, sepultado, salió una anciana de 98 años, que al ser preguntada sobre cómo había pasado las largas 36 horas respondió: "Haciendo ganchillo".