Casi 22 años después de haber renunciado con un referendo de iniciativa popular a las centrales nucleares, Italia firmó ayer un protocolo con Francia para volver a generar energía atómica. La primera central, de las cuatro previstas en los protocolos suscritos en Roma, empezará a funcionar en el 2020, usando tecnología francesa.

La decisión tomada por el Gobierno de Silvio Berlusconi ha sido criticada por todos los partidos de la oposición, que ya prevén protestas de las poblaciones afectadas y estiman que el Estado carece de presupuesto.

Mientras todavía se están desarmando las cuatro centrales que operaban en Italia hasta 1987 y se almacena material radiactivo de otras fuentes (hospitales y centros de investigación) en 18 ubicaciones de la península, Berlusconi y el francés Nicolas Sarkozy firmaron ayer cuatro protocolos para que Italia genere energía atómica.

Los protagonistas serán las eléctricas Enel y Edf. La primera ampliará su participación a cinco nuevos reactores a construir en Francia, mientras que la segunda llevará de la mano a la italiana para poner en pie cuatro reactores en Italia.

Berlusconi y sus ministros intervinieron ayer varias veces en las televisiones para asegurar a los italianos que los reactores previstos serán de "tercera generación", una frase que solo significa que son un poco más seguros. Pero dejan sin resolver el problema de los residuos atómicos una vez que el uranio empleado debe ser guardado y aislado decenas de miles de años.

"Tenemos que despertar de este sueño en el estamos desde hace decenios", comentó ayer Berlusconi tras la firma, explicando que hay que "afrontar la construcción de centrales nucleares en Italia con los amigos franceses, que ponen a disposición sus conocimientos". Berlusconi señaló que hasta ahora el "obstáculo" ha sido "el fanatismo ideológico" de los ambientalistas, olvidando tal vez que en 1987 el 80% de los italianos votó a favor de cerrar las centrales.

Remete Realacci, del Partido Democrático, le respondió que "Sarkozy apunta a los fondos públicos italianos para sostener la industria nuclear francesa" y que "el acuerdo es conveniente solo para los franceses".