El Gobierno progresista de Romano Prodi soltó ayer un suspiro de alivio cuando el Ministerio de Interior informó que casi el 62% de los italianos habían rechazado la reforma de más de un tercio de los artículos de la Constitución, aprobada por el anterior Gobierno conservador de Silvio Berlusconi.

Según los datos oficiales, el 53,6% de los electores italianos acudieron a las urnas, lo que constituye un récord en un referendo. "Hemos superado el quórum, que en esta ocasión no hacía falta, aunque tiene un significado político claro", afirmó Giuliano Amato, ministro de Interior. "Hemos tenido el honor de defender la Constitución, con el silencio total de la prensa y la televisión", dijo un sonriente Oscar Luigi Scalfaro, expresidente de la República y promotor del Comité para el No. "La victoria ha barrido un feo embrollo", añadió Piero Fassino, secretario de los Demócratas de la Izquierda (DS). "Ahora debemos abrir una confrontación seria sobre el futuro institucional del país", subrayó Massimo d´Alema, vicepresidente y ministro de Exteriores. Giuglielmo Epifani, secretario de CGIL, principal sindicato del país, señaló que "sin los obreros, los jubilados y los jóvenes no habríamos ganado el referendo". "El resultado constituye una sonora derrota de Berlusconi", afirmó Oliviero Diliberto, secretario de los comunistas del PdCI, de la mayoría progresista.

ASPECTOS AUTONOMICOS El análisis del voto por regiones refleja que los únicos lugares donde la reforma constitucional ha obtenido más sufragios a favor que en contra son las provincias y ciudades donde gobierna la Liga Norte. El partido de Umberto Bossi había entrado, en el 2001, en la coalición conservadora a cambio de aprobar esta reforma, que llamaban federalista, porque intentaba introducir para toda Italia algunos aspectos autonómicos. En concreto, de haber ganado el sí, las regiones habrían recibido, en un plazo de 10 años, competencias exclusivas en materia escolar, sanitaria y de policía local, muy inferiores a las que poseen actualmente Cataluña o Euskadi. Sin embargo, en opinión de los progresistas y de un centenar de constitucionalistas, el país habría bordeado el caos institucional a causa de los mayores poderes otorgados al primer ministro y de la disminución de competencias del Parlamento y del presidente de la República.

"Los italianos dan asco, Italia es asquerosa", afirmó Francesco Speroni, eurodiputado de la Liga Norte. "Estoy cabreado", añadió al diario digital Affaritaliani . Umberto Bossi, líder del partido, había prometido que, de perder la consulta, se iría a vivir a Suiza, pero ayer subrayó: "seguiremos adelante, porque ha ganado la parte más moderna del país".

Los analistas consideran que el rechazo de la reforma ha dado un espaldarazo al Gobierno de Prodi, ya que su adversario, Berlusconi, esperaba un resultado opuesto para dar, como dijo, el golpe definitivo al Ejecutivo.

DIFICIL COALICION Casi tres meses después de las generales, el Gobierno sigue rechistando cada día por las exigencias, a veces contrapuestas, de los nueve partidos que lo integran. Los comunistas piden un plazo fijo a la salida de las tropas de Afganistán. Por su parte, los excomunistas, los socialistas y los centristas quieren cambiar la ley sobre drogas y restringir la precariedad laboral. Los verdes sufren dolores de parto por el paso del tren de alta velocidad por los Alpes mientras los centristas vigilan con lupa los futuros contratos entre parejas de hecho. Con solo dos votos de margen en el Senado, Prodi estudia cómo presentar las leyes de su Gabinete sin morir en el intento.