Marsella será la piedra de toque de las elecciones municipales de mañana en Francia. Si la izquierda arrebata la alcaldía a la derecha, las repercusiones en la política nacional serán imparables. Si la derecha logra conservar la segunda ciudad de Francia, se agarrará a esa victoria para intentar salvar la cara, aunque todos los sondeos auguran una derrota de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido del presidente Nicolas Sarkozy, en el resultado global.

Por primera vez desde los tiempos del legendario alcalde socialista Gaston Defferre, que gobernó entre 1953 y 1986, la izquierda se presenta unida a unas municipales. El hombre que lo ha conseguido es JeanNoël Guérini, de 57 años, socialista, católico, presidente del Consejo General del departamento de Bouches-du-Rh´ne. Presentó su candidatura en septiembre, con una lista que abarca desde comunistas y verdes hasta figuras de la derecha.

En frente, el alcalde, Jean- Claude Gaudin, de 69 años, que gobierna desde 1995, siempre ha unido a toda la derecha y en esta ocasión ha atraído al exsocialista Philippe Sanmarco y a un concejal centrista. Las fuerzas están, pues, bien divididas y listas para una batalla muy igualada en esta ciudad de 800.000 habitantes, uno de cada cuatro inmigrantes. El último sondeo, publicado ayer por Le Parisien, daba vencedor al alcalde en la primera vuelta (43,5%) frente a Guérini (40%), y también en la segunda del domingo 16 (51%-49%), pero nada está decidido. "La mayoría de los marselleses creen que Gaudin ha hecho un buen trabajo. Sin embargo, los sondeos son ajustados", reconocía el portavoz del alcalde, Yves Moraine.

Esa convicción le llevaba a achacar el empate "al sombrío ambiente nacional" y a la caída de popularidad de Sarkozy "porque hasta enero el candidato socialista no había progresado". "Marsella es la única incertidumbre, ya que París y Lyón seguirán en manos de la izquierda".