La segunda vuelta de las elecciones regionales y cantonales francesas se tradujo ayer en un rechazo absoluto de los electores hacia la política del Gobierno conservador de Jean-Pierre Raffarin y una aplastante victoria de la izquierda unida (socialistas, comunistas y verdes). En el plano nacional, la izquierda se impuso con una media del 50% de los sufragios, frente al 37% de la derecha y el 13% del ultraderechista Frente Nacional (FN), que se confirma como tercera fuerza política del país.

La votación registró una mayor movilización de los electores que en la primera vuelta. El resultado invierte totalmente el mapa regional francés, ya que deja en manos de la derecha una sola región, Alsacia, de las 22 que tiene la Francia metropolitana, y excluyendo a Córcega, que tiene un estatus especial y cuyo resultado no se conocía anoche. De las cuatro regiones de ultramar, la izquierda conserva al menos una, La Reunión.

ACEPTACION DE LA DERROTA Se trata de "una derrota extremadamente grave de la derecha y del Gobierno. Es una especie de 21 de abril, pero a la inversa", reconoció el ministro de Asuntos Sociales y Trabajo, Fran§ois Fillon, en alusión a la eliminación del candidato socialista, Lionel Jospin, en la primera vuelta de las presidenciales del 2002. "Hace dos años, la izquierda fue castigada de forma histórica, ahora la derecha lo ha sido también" recalcó.

La participación también fue histórica y redujo la abstención al 34,5% frente al 37,9% de la semana pasada. Los electores respondieron de manera positiva a la consigna lanzada por la izquierda, que pidió un "voto de castigo" para el Gobierno de Raffarin y para el presidente, Jacques Chirac.

El escrutinio regional no tendrá ningun impacto en la composición del Parlamento, donde el partido del presidente Unión para un Movimiento Popular (UMP), tiene una aplastante mayoría. Pero Chirac debería tener en cuenta este vuelco electoral para proceder a un reajuste gubernamental e incluso a un cambio de primer ministro.

"Los cambios se imponen", reconoció el propio Raffarin en una intervención por televisión anoche, tras reconocer la debacle de la derecha. El jefe de Gobierno precisó que el presidente es quien debe "aportar las respuestas". A la vista de la tendencia favorable a la izquierda desde la primera vuelta, Chirac ya admitió la posibilidad de un cambio de política e insistió en la necesidad de "una mayor cohesión social".

CREDIBILIDAD El resultado del escrutinio afecta, sobre todo, a la credibilidad de Raffarin, cuyo feudo de Poitou-Charantes pasó ayer a manos de la socialista Ségol¨ne Royal tras 14 años.

El primer secretario del Partido Socialista, Fran§ois Hollande, que deseaba un efecto Zapatero para Francia, consideró anoche que el voto de los franceses "ha desautorizado severamente al presidente del país, que debía velar por el respeto del pacto social y republicano, y no lo hizo".