El mismo tiempo que asoma la cabeza en el calendario, la primavera ha irrumpido en la izquierda francesa. Pero la victoria incontestable de las candidaturas integradas por socialistas, ecologistas y comunistas corre el riesgo de convertirse en flor de un día si se queda en el ámbito del limitado poder territorial de las regiones. El Partido Socialista (PS) de Martine Aubry se enfrenta al reto de transformar el apoyo en los comicios del domingo en una dinámica general que le permita afrontar las presidenciales del 2012 en posición de conquistar el Elíseo.

La empresa está aún muy lejos del objetivo. Tras una larga travesía del desierto plagada de luchas intestinas y de derrotas --como el empate técnico con los ecologistas en las europeas del pasado junio--, la primera secretaria deberá coger el timón del partido para evitar que sus barones vuelvan a las andadas y la imagen de unidad ofrecida en esta campaña salte por los aires. No será cosa fácil. La formación debe abordar la elección de su candidato a las presidenciales en unas primarias, abiertas a los simpatizantes, pero aún sin calendario.

AFILANDO ESPADAS Los aspirantes ya están afilando sus espadas. Los más disponibles, como François Hollande o Ségolène Royal --reelegida en su región de Poitou-Charentes con uno de los resultados más brillantes del escrutinio-- apuestan por celebrar las primarias a principios del 2011. Los partidarios de Dominique Strauss-Kahn, el favorito de los sondeos, desean retrasar al máximo la elección, ya que el que fuera rival de Royal en las primarias anteriores quisiera apurar su mandato como presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Además de lidiar con la carrera interna por las presidenciales, Aubry debe trazar una estrategia con sus aliados, especialmente con los verdes de Daniel Cohn-Bendit, que se han consolidado como tercera fuerza, desbancando al partido centrista de François Bayrou. El exlíder del mayo del 68 no optará al Elíseo y ayer llamó a su formación a organizarse como una organización política clásica.