El guía supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, otorgó ayer a Mahmud Ahmadineyad la orden firmada que ratifica su segundo mandato como presidente del país, en una ceremonia que fue boicoteada por la oposición. Jamenei avaló así la controvertida elección de Ahmadineyad, que los reformistas consideran fraudulenta y que ha desatado la peor crisis en el país desde la Revolución islámica de 1979.

Los dos expresidentes reformistas, Akbar Hachemi Rafsanyani y Mohamed Jatami, optaron por no asistir al acto. Ambos habían apoyado al reformista Mirhusein Musavi, el principal rival del ultra Ahmadineyad, en las elecciones del 12 de junio.

En su discurso, Jamenei se deshizo en elogios a Ahmadineyad, al que calificó de "valiente, trabajador e inteligente". El guía supremo se congratuló del voto "sin precedente" en favor de Ahmadineyad. "El voto firme y sin precedentes de los iranís en favor del presidente refleja su aprobación de la gestión del Gobierno saliente".

INTROMISION Por su parte, Ahmadineyad, que será investido formalmente en el Parlamento mañana, volvió a denunciar lo que considera una indebida intromisión extranjera. "Les digo a los gobiernos intervencionistas que habéis cometido una injusticia y que habéis utilizado mal vuestros medios políticos y financieros". El presidente, que ha recibido un nuevo mandato de cuatro años, afirmó que "el discurso de la revolución ha sido de nuevo elegido por el pueblo".

En la ceremonia, Jamenei impidió que Ahmadineyad le besara la mano --lo que en Irán constituye el máximo gesto de respeto-- pero le autorizó, con una sonrisa, a hacerlo en el hombro.

Tras el acto, cientos de partidarios de Musavi se dirigieron al centro de Teherán para expresar su protesta. Pero docenas de policías antidisturbios y miembros de la milicia islamista basij habían tomado las calles para impedir las manifestaciones.

Algunos analistas creen que con un apoyo tan explícito a Ahmadineyad, Jamenei ha ligado no solo su futuro político sino quizá también el de la República islámica, al polémico presidente.

El premio Nobel de la Paz Elie Wiesel y otros 44 laureados, entre ellos el arzobispo surafricano Desmond Tutu, publicaron ayer a toda página en el International Herald Tribune una carta abierta a Shirin Ebadi --Nobel de la Paz en el 2003-- y a todos los disidentes iranís, en que les exhortan a "no perder la esperanza" y condenan "las flagrantes violaciones de los derechos humanos".

Mientras, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, pidió ayer al Gobierno iraní que ayude a determinar el paradero de los tres mochileros estadounidenses desaparecidos en la frontera con Irak y que, según una televisión iraní, fueron detenidos por Irán.