El noreste de Japón continua alerta ante la posibilidad de que se produzcan más terremotos tras sufrir el sábado la cadena de seísmos más devastadora en una década.

El balance de víctimas de la agencia Kyodo se elevó hoy a 21 muertos, siete desaparecidos y unos 1.500 heridos, todos en la provincia de Niigata epicentro de los temblores telúricos.

El Instituto Sismológico Nacional mantiene su advertencia que aún se pueden producir réplicas e incluso nuevos terremotos de una intensidad de 6 grados en la escala de Richter. De hecho mientras los equipos de rescate buscaban durante la tarde a los desaparecidos entre los escombros de algunas de las 76 casas que se desplomaron, la tierra volvió a temblar.

Un terremoto de 4,9 grados en la escala de Richter volvió a sacudir la provincia de Niigata sin que se registraran víctimas. Los temblores hundieron ayer casas que sepultaron vivas a varias personas, abrieron enormes grietas en las carreteras e incluso descarriló un tren bala, lo que no había sucedido en 40 años de funcionamiento. La mayoría de las muertes se produjeron por el colapso de viviendas o por corrimientos de tierra.