Japón y los Estados Unidos planean desplegar una red de satélites en una órbita terrestre baja, para detectar posibles lanzamientos de misiles de nueva generación capaces de evadir los actuales radares y escudos antimisiles, según publica el diario nipón Nikkei.

El proyecto tiene un coste estimado de 9.000 millones de dólares (7.500 millones de euros) y se integraría en un programa de desarrollo de la industria aeroespacial de Defensa, que ya tiene en marcha los Estados Unidos, según recoge el periódico japonés.

Países amenazantes

El objetivo de esta iniciativa sería contrarrestar el alcance y complejidad técnica crecientes de los misiles desarrollados por China, Rusia y Corea del Norte, así como dar respuesta al continuado crecimiento de las inversiones chinas en Defensa.

Los tres citados países han realizado pruebas con nuevos tipos de proyectiles, diseñados para esquivar los actuales radares empleados por los Estados unidos y Japón, así como los escudos antimisiles de fabricación estadounidense desplegados actualmente en navíos nipones (Aegis) y en el archipiélago japonés (Patriot).

En el caso de China y Rusia, han logrado avances en el desarrollo de misiles hipersónicos, capaces de volar a gran velocidad y baja altura, mientras que Corea del Norte ha experimentado con misiles capaces de cambiar su trayectoria.

Avances tecnológicos

La actual red de satélites operada por los Estados Unidos y Japón, funciona a una altura de 36.000 kilómetros, lo que dificulta que puedan detectar estos nuevos tipos de proyectiles, mientras que los radares situados en tierra tampoco están capacitados para captar su trayectoria con precisión.

En este contexto, el plan impulsado los países aliados consiste en desplegar una red de satélites a una altura de entre 300 y 1.000 kilómetros. Según el citado diario nipón, se aspira a lanzar un millar de pequeños satélites de observación equipados con detectores de infrarrojos diseñados específicamente para captar movimientos de misiles.

Satélites miniaturas

Japón aportará al proyecto sus conocimientos y capacidades industriales sobre sensores y satélites miniaturizados, y podría asumir el coste y la responsabilidad operativa de la red desplegada en torno al archipiélago nipón, señala Nikkei.

Las principales ventajas de los satélites miniaturizados es que cuentan con un coste de producción, lanzamiento y mantenimiento en órbita mucho menor que el de otros satélites convencionales de observación.