Los representantes de las religiones católica, musulmana, judía, ortodoxa y protestante presentarán hoy a Nicolas Sarkozy sus buenos deseos para el año que empieza. Pese a las críticas, no se espera que el presidente anuncie ninguna modificación sustancial de la ley de 1905 que establece la separación entre la Iglesia y el Estado. El Ministerio del Interior, del que dependen los cultos en Francia, está preparando únicamente "ajustes técnicos".