En Manchester, ante una audiencia entregada de antemano, primer ministro británico, Boris Johnson mostró ayer su determinación de dar carpetazo al brexit, si bien es muy consciente de que la posible fórmula de solucionar el contencioso divide a los británicos.

En su discurso de clausura del Congreso tory, Johnson evitó una retórica retadora y excesivamente beligerante hacía la Unión Europea (UE) , sabiendo que depende del veredicto de Bruselas y distanciándose así del lenguaje brutal de Nigel Farage, el líder del Partido del Brexit. «Este no es un país antieuropeo», proclamó el primer ministro. «Somos europeos, amamos a Europa, por lo menos yo la amo». Pero Johnson defendió su voluntad de dar carpetazo de una vez y sin más delaciones al brexit. «¿Os podéis imaginar otros tres años de esto? Pues esa es la agenda de (Jeremy) Corbyn. Estar en la UE después del 31 de octubre, pagando 1.000 millones a la semana por el privilegio». Y fue tajante en su determinación. «Que no haya duda alguna, la alternativa (a su plan) es una salida sin acuerdo». La líder del Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte, Arlene Foster, que tres veces rechazó el acuerdo de Theresa May, parece aceptar ahora la nueva alternativa. Pero el principal partido republicano norirlandés Sinn Féin rechaza la propuesta y acusa al DUP de «trabajar contra los intereses de la gente» de Irlanda del Norte. Jeremy Corbyn considera que la propuesta es «inaceptable». Tampoco la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon se mostró muy convencida.