Históricamente, el reino hachemita de Jordania ha sido el único país árabe que ha concedido plenos derechos, incluida la ciudadanía, a los palestinos. Pero su hospitalidad ha empezado a resquebrajarse. Desde principios de julio, cerca de 40.000 palestinos residentes en el reino han visto cómo las autoridades les retiraban la nacionalidad condenándoles a vivir en un limbo legal. El Gobierno justifica la medida como un intento de salvaguardar sus derechos como refugiados para regresar un día a Palestina, y de prevenir a la vez que Israel pueda tratar de convertir a Jordania en el Estado ambicionado por los palestinos.

Los analistas consultados por este diario, sin embargo, vinculan la medida a las luchas internas por el poder político y económico y al eterno debate sobre la identidad nacional jordana. Actualmente, más de la mitad de la población del reino es de origen palestino, un porcentaje que algunos elevan hasta el 70%. Miles de palestinos vuelven a estar atrapados en el cambalache de intereses del bazar de Oriente Próximo.