Las referencias de Ratzinger a su antecesor en el primer mensaje enviado a los cardenales fueron constantes. Al aludir a la necesidad de que obispos y cardenales permanezcan unidos para proclamar al mundo entero "la presencia viva de Cristo", mencionó el camino recorrido en este sentido por su "venerado" predecesor. Al igual que cuando habló del Concilio Vaticano II o del ecumenismo. También cuando citó a los jóvenes. Juan Pablo II estuvo presente en buena parte del discurso.

"Me parece sentir la mano fuerte que estrecha la mía; me parece ver sus ojos y escuchar sus palabras. No tengas miedo", dijo Benedicto XVI, refiriéndose a Karol Wojtyla, del que durante 25 años fue su brazo derecho. El cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, amigo del nuevo líder, reveló ayer que Ratzinger había dormido en la misma habitación de la residencia de Santa Marta que le había correspondido como cardenal, y que renunció a ocupar la reservada al nuevo Pontífice.