En el 2015, según datos del Ministerio de Defensa de Lituania,aviones de la OTAN interceptaron 160 incursiones de aparatos pertenecientes a la Fuerza Aérea de Rusia (BBS, por sus iniciales en ruso) en el espacio aéreo de las tres repúblicas bálticas, una cifra que supone un incremento de 14% respecto al año anterior. "La actividad militar de los aviones rusos sobre el mar Báltico se ha incrementado significativamente desde el 2014, coincidiendo con el incremento de la tensión entre Occidente y Moscú sobre la anexión de Crimea y su apoyo a los separatistas rusos", concluyó el pasado enero un comunicado ministerial.

Las incursiones no afectan solamente a los países más próximos a la frontera con Rusia, es decir, Polonia, los tres estados bálticos,Turquía, Bulgaria o Rumanía. En mayo del pasado año, The Daily Telegraph informó que, en al menos una ocasión por mes, bombarderos Tupolev TU-95 capaces de transportar armas atómicas se acercan al espacio aéreo británico, situado a 12 millas naúticas de la costa. En algunos casos, incluso fueron divisados en las proximidades del canal de la Mancha, algo nunca visto desde el final de la guerra fría.

VUELOS DE RECONOCIMIENTO

Desde Moscú, los analistas militares insisten en que dichas incursiones no deben ser considerados provocativas. Son vuelos "de reconocimiento", algo que también hacen los aviones de la OTAN "en las proximidades de las fronteras rusas", destacó al diario británico el teniente general Yevguenni Buzhinski, un oficial ruso retirado que dirige un think-tank de defensa y temas militares en Moscú.

Sin embargo, pese a las palabras tranquilizadoras pronunciadas desde Rusia, lo cierto es que las incursiones aéreas están llegando cada vez más lejos, poniendo cada vez más a prueba la capacidad de reacción de la Alianza Atlántica, e involucran aparatos más sofisticados, como lo demuestra el reciente incidente de septiembre frente a las costas del País Vasco. Los dos aparatos que participaron en la expedición, dos bombarderos estratégicos Tupolev TU-160, son dos ejemplares del modelo más poderoso con que cuenta la BBS, superior a su equivalente estadounidense, el B-1 B Lancer.

El TU-160 ha batido varios rércods mundiales de velocidad y alcance, puede volar a una altura de 18.000 metros, y es capaz de transportar tanto proyectiles nucleares de corto alcalce Raduga Kh-15, como misiles de crucero Raduga Kh-55.

En el mar Negro, cuyas costas son compartidas por una Ucrania en guerra, estados miembros de la Alianza Atlántica como Bulgaria, Rumanía o Turquia y una Rusia con ventaja estratégica tras la anexión de la península de Crimea, los juegos de guerra han adquirido dimensiones preocupantes. El pasado 7 de septiembre, el Pentágono acusó a Rusia de llevar a cabo una peligrosa maniobra de interceptación de dos aparatos P-8 Poseidon. Un Sukhói Su-27 ruso pasó a menos de tres metros de distancia de un aparato norteamericano.

El portavoz del Ministerio ruso de Defensa, el general mayor Igor Konashenkov, respondió entonces asegurando que los dos aviones volaban cerca de las costas rusas con sus transpondedores (sistemas de navegación aérea) apagados.