Un juez militar de Guantánamo ha desafiado al nuevo Gobierno de EEUU al negarse a suspender el proceso contra un detenido en la base naval durante 120 días, como había pedido el presidente Barack Obama tras su investidura.

The Washington Post informó hoy en su edición digital de que el juez James Pohl ha decidido que siga adelante la vista convocada para el 9 de febrero contra el saudí Abd al-Rahim al-Nashiri, acusado de haber participado en el atentado de Al Qaeda contra el buque de guerra estadounidense USS Cole en Yemen, en el que el 12 de octubre de 2000 murieron 17 soldados y 37 resultaron heridos.

La decisión de Pohl podría obligar al Pentágono a adoptar la única decisión posible para suspender el proceso, que es retirar los cargos, según el diario.

La decisión de este juez pone en peligro los planes de la administración de Barack Obama de suspender todos los procesos contra prisioneros del centro de detención de la base de Guantánamo durante cuatro meses, con objeto de ganar tiempo para elaborar los planes de cierre de esa prisión.

En su campaña electoral, Obama prometió que cerraría la cárcel de Guantánamo y ahora su Gobierno busca los mecanismos legales para poner punto final a los procesos en los que no hay cargos verificables, y procesar al resto bajo otra jurisdicción legal.

Tan solo horas después de tomar posesión en el cargo, Obama instruyó a su secretario de Defensa, Robert Gates, para que pidiera a los jueces militares en Guantánamo la suspensión durante 120 días de los procesos contra los 250 presos que permanecen en esa cárcel.

Al día siguiente, uno de los jueces militares, el coronel Patrick Parrish suspendió, sin audiencia, el proceso contra el ciudadano canadiense Omar Khadr, uno de los cientos de hombres que han permanecido años recluidos en Guantánamo sin juicio.

El canadiense está acusado por la muerte en 2002 de un soldado estadounidense en Afganistán. Cuando fue capturado, Khadr tenía 15 años.

Por su parte, el coronel Stephen Henley suspendió también el mismo día los procesos contra cinco hombres acusados de vinculación con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.