Miles de sudaneses continúan tomando las calles de la capital del país, Jartum, para pedir un Gobierno civil después de que el Ejército depusiera al expresidente Omar al Bashir el pasado jueves después de tres décadas de Gobierno autocrático. Los ciudadanos rechazan la decisión de establecer una transición liderada por las Fuerzas Armadas, que han tomado el poder durante dos años y han suspendido la Constitución. La junta militar anunciada para dirigir Sudán tras el derrocamiento del presidente ha retrasado su formación para llevar a cabo consultas con las fuerzas políticas, mientras los manifestantes siguen acampados junto a la sede del Ejército para pedir el traspaso a una autoridad civil.

La junta castrense afirma que está de parte del pueblo y no le traicionará, y que solo busca mantener la seguridad del país en esta etapa de transición que durará en principio dos años. El jefe del comité político del Consejo Militar Transitorio, el general Omar Zein Alabidín, aseguró ayer en rueda de prensa que el Ejército no ha llevado a cabo un «golpe de Estado» y que «no tiene soluciones» a la actual crisis, sino que su única misión es mantener la seguridad del país. Agregó que habrá «tolerancia cero» si se producen nuevos disturbios en las calles. «No venimos con soluciones» a los problemas políticos y económicos, agregó el general, que compareció por primera vez ante los medios en Jartum vestido de uniforme.

PETICIÓN AL PUEBLO / «Los manifestantes tienen que darnos las soluciones y el horizonte político, económico y social», reclamó Zein dirigiéndose a los que llevan desde el pasado sábado acampados a las puertas del cuartel general del Ejército en la capital. Añadió que la junta militar no tiene ideología ni afiliación y su objetivo es que «Sudán encuentre la oportunidad para organizar y gestionar la autoridad, y un sistema de gobierno basado en el traspaso pacífico» del poder después de 30 años de mandato de Al Bashir.