La segunda fase de la investigación del impeachment al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empezó ayer en el Comité Judicial de la Cámara Baja con los testimonios de cuatro expertos en la Constitución y las tensiones partidistas, ya elevadas desde que se inició el proceso, disparadas.

Controlado por la mayoría demócrata, con 24 miembros frente a 17 republicanos, el Comité Judicial debe determinar si las acciones de Trump, acusado por el Comité de Inteligencia de presionar a su homólogo de Ucrania para que anunciara investigaciones que le beneficiaban políticamente y de obstruir las pesquisas del Congreso, cumplen las bases constitucionales para que sea sometido a un juicio político. Y en su primera sesión, en una discusión histórica y académica pero también vigorosamente actual y política, se han delineado cuáles pueden ser los cargos.

Los tres académicos convocados por los demócratas (Noah Feldman, de Harvard; Pamela Karlan, de Stanford, y Michael Gerhardt, de la Universidad de Carolina del Norte) coincidieron en que las acciones de Trump representan «abuso de poder» y son «delitos y faltas» que la Constitución marca como motivo de impeachment y destitución. Con sus declaraciones, apuntalaron también la idea de que el presidente podría enfrentar cargos por obstrucción al Congreso y a la justicia.

«La información recopilada muestra que el presidente ha cometido varias ofensas dignas de impeachment, incluyendo soborno, abuso de poder, solicitar un favor personal de un líder político extranjero para beneficiar su campaña, obstruir al Congreso y a la justicia», dijo Gerhardt.

La versión disidente llegó del experto convocado por los republicanos, el profesor de la Universidad George Washington Jonathan Turley, quien dijo que faltan pruebas y llegó a declarar el caso como «chapucero y prematuro», augurando que puede «desmoronarse en un juicio en el Senado», donde los republicanos tienen 53 de los 100 escaños y harían falta 67 votos para condenar a Trump. La sesión estuvo salpicada de fallidas maniobras de la minoría republicana para intentar, por ejemplo, llamar a testificar al analista de inteligencia que disparó la alerta sobre la llamada del 25 de julio de Trump a Volodímir Zelenski.

DEMOCRACIA EN PELIGRO / Y pese a los interrogatorios de los conservadores cuestionando el proceso, los demócratas han logradoque sus expertos lanzaran alertas sobre su necesidad.«Si no podemos juzgar a un presidente que abusa de su cargo para su beneficio personal, ya no vivimos en una democracia, vivimos en una monarquía o bajo una dictadura», alertó Feldman.