Después de 13 días sin rumbo se encendió ayer una luz de esperanza para los 147 migrantes que siguen a bordo del barco Open Arms a la espera de un puerto seguro en Europa en el que poder desembarcar. Un tribunal italiano suspendió el decreto de seguridad impulsado por el ministro del Interior, Matteo Salvini, y aprobado el pasado 6 de agosto que prohíbe a las oenegés de rescate de migrantes la entrada, el tránsito o la parada en aguas territoriales sin permiso so pena de multas de hasta un millón de euros. Tras conocer el fallo, el Open Arms anunció su intención de entrar en aguas de Lampedusa y pedir la evacuación inmediata de los rescatados «por motivos médicos».

La resolución del Tribunal Administrativo Regional del Lazio, en respuesta a un recurso presentado por la oenegé fundada por Óscar Camps, alega que «la situación de gravedad y urgencia excepcionales» justifica que se permita la entrada del barco en aguas territoriales italianas «para que las personas rescatadas que lo necesitan reciban asistencia médica». Salvini replicó al instante que volvería a firmar otra prohibición contra la embarcación española en las próximas horas.

«LEGALIDAD ABSOLUTA» / La voluntad de Camps, según explicó él mismo a los medios en Madrid, es solicitar el permiso a las autoridades italianas para la evacuación de los rescatados «por motivos médicos». «Buscamos la legalidad absoluta», añadió, antes de recordar que aunque ya pueden transitar por aguas italianas todavía no tienen asignado un puerto en el que atracar. La autorización para que los rescatados y la tripulación pisen tierra es competencia de Salvini, en su condición de ministro del Interior.

El fundador de Open Arms realizó estas declaraciones tras entrevistarse con el embajador alemán en España, Wolfgang Dold. Camps ha establecido contacto con el presidente francés, Emmanuel Macron, y la cancillera alemana, Angela Merkel, así como con el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, para desbloquear la situación de los 147 migrantes que todavía se encuentran en el Open Arms, además de para impulsar un eje que ponga en marcha «un mecanismo perfecto y constante» de rescate y desembarque. Y lamentó que aún no ha podido verse con el jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez.

GOBIERNO DE ESPAÑA / Por su parte, el Gobierno español aseguró ayer que está colaborando con la Comisión Europea y otros países para hallar una solución a esta crisis humanitaria. La Moncloa sigue insistiendo en que el Open Arms debe atracar en un puerto italiano, pues es el país al que se encuentra más próximo, y exige a las autoridades de Roma cumplir con la legislación internacional en materia de atención humanitaria a embarcaciones con población inmigrante. No obstante, ayer miembros del Gabinete de Sánchez como la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, admitieron que están discutiendo «una serie de cuestiones» con otros estados miembros, aunque evitó ofrecer ningún detalle al respecto.

La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, confirmó igualmente la existencia de «conversaciones» para alcanzar una solución positiva y defendió mantener la «discreción» hasta que se concreten las medidas. Asimismo, contestó a Open Arms que Sánchez «no se ha puesto de perfil» y recordó el «esfuerzo» del Gobierno socialista para «atender el gravísimo problema de las migraciones», con más de 50.000 migrantes rescatados en el mar por Salvamento Marítimo en el 2018, el aumento de la capacidad de acogida de los centros de migrantes y la presión continua a la Comisión Europea para implantar una política migratoria común.

Por su parte, el Ejecutivo comunitario admitió que hay varios estados miembros «activamente implicados» en los contactos que mantiene sobre la situación del Open Arms, pero también se escudó en la necesidad de mantener la discreción para evitar dar más detalles. Mientras tanto, la convivencia a bordo del navío es cada vez más dura y compleja para los migrantes.