La primera voz discordante contra el binomio Qurei-Abbas vino de Túnez. Faruk Kadumi, cofundador de Al Fatah, jefe del departamento diplomático de la OLP y representante de la línea dura que nunca aceptó los acuerdos de Oslo, se negó a ceder la presidencia del partido a Abú Mazen y ha sido nombrado presidente de Al Fatah. A pesar de que desde Túnez es difícil que pueda implicarse de forma decidida en la lucha por el poder entre moderados y radicales, sí que puede abrir un nuevo frente en la OLP entre los dirigentes del interior y los del exilio.

Kadumi, junto al encarcelado Maruán Barguti, que instó a la nueva dirección a continuar con la Intifada, han sido las últimas voces discrepantes en el discurso homogéneo de unidad que se ha querido transmitir desde Ramala. Una alianza entre el exilio y la cárcel convertiría en imposible para Abbas y Qurei lograr la legitimidad.