Una mujer hizo detonar ayer el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo en medio de un grupo de peregrinos chiís que viajaban a Kerbala, a unos 80 kilómetros al sur de Bagdad, con motivo del Arbain, festividad religiosa que conmemora el fin de los 40 días de duelo por el martirio y la muerte de Husein, nieto del profeta Mahoma. Al menos 41 personas perdieron la vida en el atentado, mientras que 106 resultaron heridas.

La kamikaze se entremezcló con los peregrinos en una etapa de su procesión religiosa en Boub-al-Cham, en la periferia de Bagdad. La explosión se produjo dentro de una tienda donde a los peregrinos se les proporcionaba comida y agua. Entre las víctimas del ataque suicida hay 11 mujeres y niños.

Las congregaciones de chiís son objetivo frecuente de grupos islamistas sunís como Al Qaeda, que intentan reavivar la guerra sectaria entre ambas comunidades que azotó al país en el 2006 y el 2007. El peregrinaje del Arbain dura una semana, por lo que no se descarta que, a lo largo de la festividad, se produzcan nuevos atentados.