Cerca de 60 muertos y más de 80 heridos es el saldo provisional de un atentado cometido a última hora de la la tarde de ayer en la ciudad de Musayib, situada a unos 90 kilómetros al sur de Bagdad. La masacre, provocada por un suicida, se une a otra serie de ataques cometidos por kamikazes en el resto de Irak y que dejaron un balance de más de quince muertos, entre ellos tres soldados británicos.

El suicida de Musayib conducía un camión cisterna lleno de gasolina que hizo estallar muy cerca de una mezquita shií y un mercado. La explosión, a las ocho de la tarde --hora local--, destruyó el centro religioso y un edificio de viviendas colindante. El atentado fue el último de una jornada en la que se registraron al menos otros seis ataques suicidas, después de los 11 de la jornada anterior.

En Bagdad, se registraron dos atentados. Uno, al paso de una patrulla de la policía y el otro, contra un convoy del Ejército estadounidense. Tres uniformados y seis civiles murieron, entre ellos dos niños. En Mosul, un hombre bomba mató a seis policías frente a una comisaría y otros dos resultaron heridos en Jabala, al sur de Bagdad.

También se registraron atentados en Hawijah, Samarra y Kirkuk, en los que diez soldados iraquís resultaron heridos. Ayer se dio a conocer el asesinato de un exgeneral del régimen de Sadam Husein, y de uno de sus hijos, cuyos cuerpos aparecieron el viernes con varios disparos.

MINA CAMUFLADA Los militares británicos muertos ayer pertenecían a la base de Abú Naji, muy próxima a la frontera con Irán. Una mina camuflada en una calle del barrio de Al Risala estalló al paso del convoy. Otros dos soldados resultaron heridos. Las Brigadas del Imán Husein se atribuyeron ayer el ataque.

Mientras, el primer ministro iraquí, el shií Ibrahim Yafari, inició ayer un viaje oficial de tres días a Irán, el primero de un jefe del Ejecutivo desde la caída de Sadam.