El exlíder de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, ya se encuentra en La Haya. El traslado desde Belgrado se produjo durante la noche --después de la manifestación de 15.000 de sus partidarios ultranacionalistas-- a bordo de un avión privado que aterrizó a las 6.30 horas de la mañana (hora local) en el aeropuerto de Rotterdam.

Karadzic comparecerá hoy mismo ante el juez, que le leerá el acta de acusación y le pedirá que se declare culpable o inocente de los delitos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad durante la contienda de Bosnia.

CENTRO DE DETENCION Radovan Karadzic, "detenido el 21 de julio en Serbia, ha sido ingresado en el centro de detención de La Haya", según anunció ayer el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) en un comunicado oficial. Contrariamente a lo que se había afirmado previamente, su abogado no envió a última hora recurso alguno para retrasar su extradición desde Belgrado.

Según ha anunciado el propio acusado, será él quién asumirá su propia defensa, al igual que lo hizo en su día el expresidente de Serbia Slobodan Milosevic, que falleció antes de dictarse sentencia. "Es un hombre político, un expoeta; adora estar en el centro de atención; va a intentar utilizar el juicio para explicar cómo ha logrado escapar de la justicia, y el papel que han jugado los occidentales", estimó la experta en justicia internacional Heikelina Verrijn-Stuart. El proceso, no obstante, parece que será "mucho más simple que el de Milosevic", opinó.

PRINCIPALES INCOGNITAS Una de las principales incógnitas que podrían desvelarse durante el juicio es si Occidente ofreció garantías personales a Karadzic antes de los acuerdos de paz de Bosnia-Herzegovina.

Según Florence Hartmann, portavoz y consejera de la exfiscal del TPIY Carla del Ponte, el negociador estadounidense, Richard Hoolbroke, prometió que no entregaría a Karadzic al TPIY a cambio de que se apartara de la vida pública. De hecho, hasta el año 1997, el presunto genocida pudo vivir tranquilamente en Pale, la excapital de la república serbia de Bosnia. También despierta especial interés averiguar hasta qué punto las potencias occidentales sabían de antemano lo que iba a suceder en las postrimerías de la guerra en Srebrenica, donde 8.000 varones fueron ejecutados a sangre fría por las fuerzas serbias.