El presidente afgano, Hamid Karzai, hizo ayer una apasionada defensa de las elecciones del 20 de agosto, cuyo escrutinio oficial, que le asegura la reelección sin una segunda vuelta, es objeto de disputa. El dirigente se declaró "sorprendido" por la afirmación de los observadores de la UE, que calculan que hay 1,5 millones de votos "sospechosos", y pidió "respeto" para la tarea de las instituciones afganas.

Karzai reconoció que, "como en otras elecciones en el mundo, hubo problemas", pero negó que las irregularidades sean tan grandes como para alterar el resultado. "Creo firmemente en la integridad de las elecciones, del pueblo afgano y del Gobierno", subrayó.

El candidato derrotado, Abdulá Abdulá, insistió ayer en que "el fraude ha sido masivo" y "no puede ser la base de la estabilidad en Afganistán". Aseguró que la Comisión Electoral Independiente, que anunció el miércoles los resultados preliminares (54,6% para Karzai y 27,8% para Abdulá), está implicada en las irregularidades denunciadas.