El viceprimer ministro de Kenia, Uhuru Kenyatta, encabeza el recuento electoral con un total de 4.835.482 sufragios, que representan un 49,5 %, aunque con este porcentaje tendría que celebrarse una segunda ronda de los comicios, al no haber obtenido mayoría absoluta.

Según anunció hoy la comisión Electoral Nacional Independiente de Kenia (IEBC, sus siglas en inglés), el otro principal aspirante a hacerse con el poder en Kenia, el actual primer ministro, Raila Odinga, cuenta con 4.316.005 votos, equivalentes a un 44,2 %.

Hasta el momento, se han contabilizado los votos de 223 circunscripciones electorales de las 291 que se reparten por el territorio nacional de Kenia.

La IEBC, que inició el pasado miércoles un nuevo recuento de los votos al fallar el sistema electrónico que se había instalado para transmitir los resultados, espera que se publique hoy el escrutinio de la totalidad de los distritos electorales y que se conozca, por lo tanto, quién obtuvo el mayor apoyo en estos comicios presidenciales.

Sin embargo, para que se proclame un ganador de estas tensas elecciones, las primeras desde la violencia postelectoral de finales de 2007 y principios de 2008 que causó unos 1.300 muertos, es necesario que uno de los candidatos obtenga más del 50 % de los votos.

Además, el vencedor ha de contar con más del 25 % de apoyo en al menos 24 de los 47 distritos del país.

De no ser así, Kenia tendría que celebrar una segunda ronda de comicios presidenciales, prevista para el próximo 11 de abril.

A la espera de los resultados finales de las elecciones del pasado lunes, la tensión aumentó ayer en Kenia cuando la coalición política que representa Odinga alegó que los resultados han sido manipulados y pidió que se detenga el cómputo de los votos.

"Tenemos pruebas de que los resultados que hemos recibido han sido manipulados", aseguró el "número dos" de Odinga, el vicepresidente keniano, Kalonzo Musyoka, en una declaración ante los periodistas en Nairobi.

El presidente de la IEBC, Issack Hassan, salió al paso de las alegaciones de la coalición de Odinga y negó cualquier alteración de los votos: "Les garantizo -aseveró- que yo y la comisión somos árbitros imparciales".

Mientras, Kenyatta supo ayer que la Corte Penal Internacional (CPI), que le acusa de crímenes contra la humanidad por el papel que jugó durante la violencia postelectoral de 2007 y 2008, pospuso el inicio del juicio, inicialmente fijado para el 10 de abril, un día antes de la segunda ronda de los comicios, hasta el próximo 9 de julio.

Por su parte, el tercer candidato, Musalia Mudavadi, que logró poco más del 3,6 % de los votos, admitió su derrota en estos comicios, aunque su apoyo podría ser decisivo para cualquiera de los dos principales candidatos, Kenyatta y Odinga.

"En todas las elecciones hay un ganador y un perdedor. Nuestro partido no es un ganador", afirmó hoy Mudavadi en una rueda de prensa ofrecida en Nairobi.

Más de 14 millones de kenianos estaban llamados el pasado lunes a participar en unas elecciones generales cuyo último precedente eran los comicios de diciembre de 2007, en los que las acusaciones de fraude electoral desencadenaron una ola de violencia tribal.

Para evitar una repetición de esos violentos incidentes, los comicios del pasado lunes estuvieron vigilados por unos 99.000 policías y numerosas misiones de observación electoral, entre ellas de la Unión Europea (UE) y del estadounidense Centro Carter.