Desnuclearización de Corea del Norte. Toma dos. Rodando… Hanói medirá el compromiso de Pyongyang, las concesiones de Washington y la capacidad de Donald Trump para aprender de sus errores. Aquel triunfalismo tras la firma del acuerdo en Singapur pronto chocó contra su falta de concreciones. El fracaso se resume en que, 10 meses después, Corea del Norte posee todas su armas nucleares y Estados Unidos no ha levantado sus sanciones económicas. Pyongyang y Washington ni siquiera se han puesto de acuerdo en qué entienden por desnuclearización. Para la segunda, es la destrucción del arsenal norcoreano; para la primera, la ausencia de armas nucleares en la península. Las expectativas son necesariamente más bajas en Hanói. Trump había prometido en las vísperas de Singapur que se levantaría de la mesa si Kim le negaba la desnuclearización completa, inmediata e irrevocable (CIVD, por sus siglas inglesas). Solo la insistencia de expertos en que el desarme de un país requiere muchos años La prensa surcoreana ha desvelado que Trump contempla un plan gradual y este admitía recientemente que «no hay prisa». Las partes esconden las cartas pero el consenso de los académicos apunta a Yongbyon, el centro donde Corea del Norte fabricó sus seis bombas estalladas hasta ahora. Será la principal exigencia de Washington, seguida del listado íntegro de sus instalaciones nucleares, el libre acceso a inspectores internacionales y un calendario de cierres. EEUU, a cambio, podría aflojar la asfixia económica levantando sanciones o con ayuda humanitaria.