Argentina no sale del estupor por el caso de José López, el hombre que hoy dice ver alucinaciones y a largo de 12 años se desempeñó como secretario de Obras Públicas de Cristina Fernández de Kirchner. A dos días de que fuera detenido a las puertas de un monasterio con bolsos en los que guardaba 8,5 millones de dólares, la expresidenta intentó dar su versión de los hechos. “Quiero saber quiénes son, además de López, los responsables de lo que pasó. El dinero que tenía en su poder, alguien se lo dio. Y no fui yo. Ni ninguno de los miles de militantes que integran este espacio político”, escribió en su cuenta de Facebook.

Dólares, yenes, una moneda de Catar, relojes de lujo y una carabina tenía López en el momento de su detención. Los ingredientes del arresto del exfuncionario no terminan de asombrar a una sociedad que vuelve a dividirse: de un lado, los impugnadores del kirchnerismo ven confirmados en este escándalo sus presunciones de corrupción. Entre quienes han defendido a rajatabla a la expresidente cunde, en cambio, el descorazonamiento. A ellos ha querido hablarles en especial Fernández de Kirchner al romper su silencio.

“Quiero dirigirme a quienes por primera vez, y en distintos lugares, se incorporaron a la política, porque los convocó un proyecto donde el amor por la patria y la solidaridad con el prójimo son su motor. A quienes hoy siento y sé que están profundamente dolidos como si alguien les hubiera pegado una trompada en el estómago”. La carta advierte: “Que nadie se haga el distraído. Ni empresarios, ni jueces, ni periodistas, ni dirigentes. Cuando alguien recibe dinero en la función pública es porque otro se lo dio desde la parte privada. Esa es una de las matrices estructurales de la corrupción a lo largo y a lo ancho de nuestra historia y de la universal”.

López está en el centro de la escena. No faltan los comentaristas que lo ligan directamente con los Kirchher y el exministro de Obras Públicas Julio De Vido. La última imagen del exfuncionario en público, con el casco que le puso sobre la cabeza la policía mientras se lo llevaba detenido, devino objeto de mofa televisiva. Un imitador del expoderoso secretario de Estado ha bailado en el programa televisivo Showmatch mientras arroja dinero al aire acompañado por unas bailarinas vestidas de monja que aluden a las habitantes del monasterio de las monjas misioneras orantes y penitentes de Nuestra Señora del Rosario, ubicado en la localidad bonaerense de General Rodríguez. El 'caso López' tiene, además, otro añadido frasesco. Lo defiende Fernanda Herrera, una abogada con veleidades de cantante de cumbia y 'hot model'. Su cliente, dijo, está “estresado y sufriendo”.

GARANTE MORAL

El Gobierno de derechas de Mauricio Macri ha capitalizado de inmediato el impacto de este episodio y busca posicionarse como una suerte de “garante moral” del cambio. Frente a un kirchnerismo en franca dispersión e incapaz de ejercer su rol opositor, la coalición oficial Cambiemos logró en las últimas horas avanzar en la aprobación de leyes y proyectos que considera esencial, entre ellos el hasta hace semanas cuestionado nombramiento de dos nuevos integrantes del Tribunal Supremo.

López acapara todo. Casi nadie se acuerda de los 'papeles de Panamá' que le supusieron a Macri una caída de popularidad. Tampoco se habla del duro ajuste económico. La expresidenta ha intentado, con su demorada intervención, volver a poner estos temas en el centro de la agenda. Fernández de Kirchner aludió a los “efectos terribles” de planes “políticos y económicos que enajenan el patrimonio nacional, endeudan el país y someten a la miseria a millones de argentinos. De esa matriz dan cuenta también, desgraciadamente, pasado y presente de nuestra historia y de otros pueblos del mundo”. No faltan los analistas que se preguntan si esta carta alcanzará para mitigar el abatimiento de sus seguidores.