La ONU "dista de ser perfecta". Así lo reconoció ayer Kofi Annan, que se vio obligado a salir en defensa de la organización que dirige ante las acusaciones de corrupción y el escándalo sexual protagonizado por el exalto comisionado para los refugiados, Ruud Lubbers, quien renunció el domingo. En un artículo publicado en las páginas de uno de los periódicos más críticos con la ONU, The Wall Street Journal , Annan recalcó que reforzar a las Naciones Unidas "es de vital importancia para la humanidad" ya que "pertenece al mundo".

El secretario general de la ONU sostuvo que "se han exagerado" las acusaciones de corrupción en el programa Petróleo por Alimentos, el plan administrado por la ONU para alimentar a la población iraquí. Sin embargo, tuvo que aceptar que la organización adolece de "gestión relajada". También lamentó los casos de explotación sexual que perpetraron los cascos azules en varios países africanos.

El golpe más reciente que ha recibido Annan ha sido el de la dimisión de Ruud Lubbers, el exprimer ministro de Holanda que, mientras dirigía el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), protagonizó un escándalo de acoso sexual. "Mi decisión de dimitir tiene mucho que ver con mi deseo de no complicar la vida al secretario general", manifestó Lubbers en un mensaje a sus subordinados.

INVESTIGACION El escándalo ha salpicado a Annan. Una investigación interna de la ONU respaldó en julio las acusaciones de la colaboradora de Lubbers, recomendando que se tomaran las "acciones apropiadas". El secretario general se escudó en una asesoría legal para limitarse a escribir a Lubbers, a quien manifestó su preocupación "en los términos más fuertes". La polémica no quedó ahí, ya que EEUU presionó a Annan en noviembre para que clarificara por qué había pasado por alto el comportamiento de Lubbers.