El primer ministro, Vojislav Kostunica, no llama nunca por su nombre al Acuerdo de Estabilización y Asociación que el presidente de Serbia, Boris Tadic, firmó con la Unión Europea. Lo denomina, despectivamente, "el acuerdo Solana", sabedor de que muchos serbios no perdonan al jefe de la política exterior de la UE que la OTAN bombardeara el país. Es solo un ejemplo de la retórica que ilustra la metamorfosis de Kostunica.