La Fiscalía General rusa dio ayer un giro a la investigación de la muerte de la periodista Anna Politkóvskaya, asesinada en Moscú el pasado 7 de octubre. Solo una semana después de la detención de una docena de presuntos asesinos, presentada por el fiscal general, Yuri Chaika, ante el presidente, Vladimir Putin, el Kremlin ha cambiado al jefe de la investigación del caso Politkóvskaya.

"El jefe de la brigada de investigación ha sido sustituido", informó una fuente de la investigación a la agencia rusa Interfax. Las noticias sobre posibles cambios en el grupo que investiga el caso fueron recogidas por la prensa rusa tras la puesta en libertad de 3 de los 12 presuntos implicados detenidos.

Para calmar las pasiones, una portavoz oficial de la fiscalía desmintió ayer la destitución del jefe de la investigación y de varios miembros de su grupo, pero reconoció que seguirán trabajando en una "brigada ampliada" que será dirigida por un jefe nuevo. "Esto se ha hecho para reforzar el grupo", que cada vez tiene más líneas que desarrollar en el marco del caso, dijo Marina Gridneva, la portavoz de Chaika.

El fiscal general anunció el pasado 27 de agosto la detención de 10 sospechosos, entre ellos, un coronel del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) y cuatro agentes del Ministerio del Interior. La investigación presentó cargos directos contra cuatro chechenos por "complicidad" en el asesinato de la periodista. La fiscalía puso en libertad a dos sospechosos.

Según la versión oficial, Politkóvskaya pudo haber sido asesinada por sus reportajes sobre las torturas perpetradas en Chechenia por los militares rusos y las autoridades chechenas fieles a Moscú. Según los informes conocidos hasta ahora, su muerte fue obra de un grupo mafioso controlado por los chechenos, pero el encargo vino de "un oligarca" que está fuera de Rusia, dijo Chaika, en clara referencia al magnate ruso Boris Berezovski, exiliado en Londres.