Alarmada por la próxima asociación a la OTAN de Georgia y Ucrania, sus antiguos vasallos de la Unión Soviética, Rusia prepara una ambiciosa reforma de las Fuerzas Armadas que será un punto y aparte para la infraestructura militar heredada de la época comunista, que se basa en circunscripciones militares.

De los cinco millones de personas con que contaba el Ejército ruso en los años 80 se pasará a menos de un millón para el 2012. El número total de unidades terrestres se reducirá de 1.890 a 172 los tres próximos años. Según el ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, la clave de la reforma militar es la reducción del número de oficiales, de 355.000 a 150.000 en los próximos cuatro años. Asimismo, los 1.107 generales quedarán reducidos a 221. El número de militares con rango de teniente mayor y alférez será ampliado y de 50.000 se pasará a 60.000.

Rusia cuenta actualmente con cerca de un millón y medio de soldados, tres veces menos que en la etapa de la URSS, a los que se suman las tropas del Ministerio del Interior y los guardias fronterizos. El plan era que las Fuerzas Armadas tuvieran un millón de efectivos en el 2016. El nuevo objetivo es alcanzar esa cifra en el 2012.

Además, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, ha declarado que era preciso sustituir las armas heredadas del Ejército soviético. Para proveer de nuevas armas a los militares, el Gobierno aumentará, en el 2009, un 10% el presupuesto militar, que ya se ha cuadruplicado desde el 2000, alcanzando la cifra de 30 millones de euros este año.