Rusia despidió ayer con honores imperiales, nunca vistos desde la época zarista, a Borís Yeltsin, su primer presidente democráticamente elegido y fuerza locomotora de la transición rusa de la década de los 90.

Más de 25.000 personas acudieron a la capilla ardiente, instalada en la faraónica catedral de Cristo el Salvador, en Moscú, para dar su último adiós a Yeltsin, fallecido el lunes a los 76 años, de un paro cardíaco. Este templo fue erigido con donaciones del pueblo para honrar la victoria sobre las tropas del francés Napoleón Bonaparte.

Muchos de rusos que hacían cola en las puertas del templo no lograron ver el féretro, cubierto por una bandera de Estado, a causa de las extraordinarias medidas de seguridad.

El control policial sin precedentes se debió a la presencia en el funeral del presidente ruso, Vladimir Putin, acompañado de la cúpula del poder. También asistieron varios altos cargos y personalidades extranjeras, incluidos los expresidentes de EEUU George Bush (padre) y Bill Clinton, el expresidente de la Unión Soviética Mijail Gorbachov y el expremier británico John Major. Por parte española, asistió la presidenta del Constitucional, María Emilia Casas.

Por primera vez desde el entierro del emperador ruso Alexander III en 1894, dentro de la catedral, sacerdotes ortodoxos vestidos de blanco cantaban oraciones y oscilaban incensarios sobre el cadáver de un exjefe de Estado ruso. Oficiales del regimiento del Kremlin portaban las condecoraciones del expresidente ante el armón con el féretro que fue recibido en el cementerio moscovita de Novodévichi por una guardia militar de honor con banderas enlutadas con crespones negros. Se da la circunstancia de que este cementerio fue reabierto por el fallecido mandatario tras arrebatárselo al KGB.

TRADICION ORTODOXA Al llegar a la tumba, la bandera que cubría el ataúd fue entregada a la viuda de Yeltsin, Naina, que se despidió con un beso de su marido de acuerdo con lo que marca la tradición ortodoxa. La siguieron las dos hijas, Elena y Tatiana, tras lo cual un sacerdote celebró el último oficio religioso antes de que el féretro fuera cerrado y depositado en la fosa. Salvas de artillería acompañaron la sepultura. Al término de la ceremonia, se celebró en el palacio del Kremlin una recepción fúnebre, presidida por Putin.

El cementerio Novodévichi es la tumba de grandes pensadores y artistas rusos. Allí reposan los restos de los escritores Anton Chejov y Mijail Bulgakov o el compositor Serguei Prokofiev. También yace el exlíder soviético Nikita Kruschev. Para la sepultura de Yeltsin se ha levantado el asfalto en una superficie de 7,5 metros cuadrados en el centro del camposanto.