El Kremlin anunció ayer una restricción sin precedentes del número de observadores internacionales en las elecciones a la Duma (Cámara baja) rusa del 2 de diciembre, con lo que dio un paso más en la escalada de desencuentros con Occidente, acusado desde Moscú de conspirar para desestabilizar a Rusia. El anuncio coincidió con un sangriento atentado en la ciudad de Togliatti, en el curso medio del Volga, que se cobró 8 muertos y 63 heridos. Sin conocer su autoría, las autoridades rusas relacionaron el ataque con las próximas elecciones y prometieron recrudecer el control policial, entre acusaciones a los chechenos, al disidente exiliado en Londres Boris Berezovski e incluso al propio Gobierno británico.

La Junta Electoral Central rusa limitó a 70 el número de los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en los comicios legislativos de diciembre, que precederán a las presidenciales, previstas para el próximo marzo. En las elecciones anteriores, en el 2003, los observadores de la OSCE fueron 400. Esta vez el total de observadores internacionales se reducirá a unos 300.

BOMBA EN UN AUTOBUS "Confirmo que hemos recibido una invitación sin precedentes que recorta no solo el número de los observadores, sino también su estancia. Estas restricciones pueden limitar seriamente nuestras posibilidades de llevar a cabo una misión de acuerdo con los estándares de la OSCE", dijo Urdur Gunnarsdottir, portavoz de la organización.

Según el Kremlin, un ejemplo evidente de los intentos de desestabilizar a Rusia dirigidos desde el exterior fue el atentado de ayer contra un autobús de pasajeros en Togliatti. Pese a la falta de pruebas, las autoridades se apresuraron a atribuir el ataque a los chechenos. "El objetivo de este atentado es desestabilizar el país ante la proximidad de las elecciones", dijo Guennadi Gudkov, diputado de la Duma y miembro del comité parlamentario de seguridad. "Los ataques chechenos están financiados por Berezovski y por Londres", aseguró el vicepresidente de la Cámara, Vladimir Jirinovski, mostrando hasta qué extremo el caso Litvinenko ha envenenado las relaciones ruso-británicas.

Un alto cargo del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) anunció que el atentado pudo haber sido organizado por un grupo guerrillero controlado por el comandante Doku Umarov, que está en guerra con el régimen prorruso en Chechenia.

La bomba estalló a primera hora de la mañana en un autobús que circulaba por el centro de la ciudad. La explosión fue de tal magnitud que saltaron los cristales de la primera y la segunda planta de un edificio de apartamentos. Una veintena de los heridos son estudiantes que se dirigían a la universidad local, cuya parada de autobús está cerca del lugar de la explosión.

El departamento del Interior de Samara, la región a la que pertenece Togliatti, confirmó que el artefacto tenía una potencia equivalente a dos kilos de trilita. Los investigadores creen que la bomba pudo haber sido detonada de manera accidental por un terrorista. Según otra versión, se activó por radio.